Cuando nos despertamos, antes de alguna comida, cuando pasamos mucho tiempo sin comer o en algunos casos por ansiedad. La sensación de hambre es esa alerta en nuestro cuerpo que indica que debemos ingerir alimentos. Con esta el ser humano cubre sus requerimientos energéticos y así puede saciar su apetito.
¿Qué es el apetito?
Según el portal zonadiet.com este se define como ese deseo que sienten las personas por consumir alimentos, regulándose a través de varias estructuras en el cerebro denominadas “centro del apetito”, dividiéndose en: centro del hambre y centro de la saciedad.
En el caso de la estimulación del centro del hambre, los individuos sienten apetito, sin embargo, si es el centro de la saciedad el que se estimula, se detiene el deseo de comer. Estas sensaciones son controladas por el nivel de azúcar en la sangre.
Recomendaciones para regular el apetito
Lo más recomendable es una dieta equilibrada y con cinco comidas diarias: desayuno, media mañana, almuerzo, algo y comida.
Masticar de una forma lenta para favorecer a la digestión, esto da sensación de saciedad.
Revisa el tamaño de tus platos, preferiblemente que sean pequeños.
Procura consumir de 8 a 12 vasos de agua al día.
Pilar Roldán Valencia, responsable de proyectos de Salud en Comfama comenta que esta sensación puede ser motivada por la insatisfacción de índole fisiológico cuando el organismo requiere compensar sus necesidades alimenticias.
Sensación de hambre y ansiedad
En algunos casos la sensación de hambre también se relaciona con la ansiedad y el estrés. María Angélica Galvis psicóloga humanista y terapeuta gestáltica, asegura que “el sentimiento o sensación de ansiedad es uno de los principales motivos de consulta, esta se caracteriza por sensaciones corporales fuertes y pensamientos intrusivos constantes, lo que causa un alto malestar en la persona que lo experimenta”.
Explica que cuando sucede esto en los seres humanos siempre se busca una solución para sentirse bien y aparece una necesidad denominada “hambre emocional”, que no es una necesidad física sino una necesidad mental y sentimental en esa búsqueda para sentirse “bien”.
“En estos casos la acción de ir a comer simplemente es un acto desesperado por regular nuestras emociones de manera externa, porque definitivamente hay cierto tipo de comidas que nos ayudan a sentirnos mejor, ya que producen sustancias como serotonina o dopamina, y probablemente tener un hábito saludable alrededor del consumo de alimentos ayudaría, pero generalmente es un exceso y esto es lo que se convierte en un problema, tanto metal, como emocional y físico”, explica.
María Angélica nos da los siguientes consejos para evitar la sensación de hambre causada por la ansiedad:
Asistir a terapia para encontrar herramientas internas que nos ayuden a sortear adecuadamente momentos de alto estrés o ansiedad.
Tomar agua.
Realizar ejercicios de respiración y relajación.
Dormir adecuadamente.
Ejercitarse.
Aprender a diferencia el hambre emocional de la natural identificando en qué momentos aparece.
Por su parte, David Velásquez, psicólogo de la Universidad de Antioquia y Magíster en Psicología Clínica de la Universidad de Boloña, afirma que la sensación de hambre se relaciona mucho cuando es un estrés prolongado.
“Esta sensación se puede dar cuando hablamos de un estrés crónico que se mantiene en el tiempo, en estos casos el organismo empieza a cambiar y el apetito puede aumentar. Acá aparece algo muy importante que son los antojos y hay cierto tipo de alimentos que le dan una sensación de seguridad a las personas”, comenta.