Nuestras manos son creadoras: hacen del barro una pieza de colección, dan vida a platos exquisitos y cuentan historias en palabras y pinturas. Son, también, conciliadoras cuando aceptan un acuerdo con un apretón o piden perdón con una caricia. Además, ¡son nuestra alerta vital! Nos advierten si el café está muy caliente, nos guían en la oscuridad y nos señalan si algo en nuestro cuerpo no se siente bien.
Este mes queremos invitarte a usarlas para cuidarte. ¿Sabías que ellas pueden ser tus grandes aliadas para detectar una enfermedad a tiempo? El cáncer de mama, aunque generalmente es un asunto relacionado con las mujeres mayores, puede presentarse en cualquier persona. Todos y todas, sin excepciones, tenemos tejido mamario, así que convertir el autoexamen en un ritual de responsabilidad con el cuerpo que habitamos puede salvarnos la vida.

¿Qué pasa cuando nos tocamos? “Nos reconocemos, nos queremos, nos cuidamos”, dice Ana María Pérez, una joven de 25 años que, tras acompañar a su madre en su tratamiento y posterior recuperación del cáncer de seno, reafirmó la importancia de este hábito íntimo de autoconocimiento.
Justamente fue ella quien posibilitó que la enfermedad de su madre fuera detectada a tiempo, cuando en una conversación casual le comentó que había estado en chequeos de rutina con su ginecólogo tras haberse sentido una bolita en sus senos, que resultó siendo un quiste benigno. “Ve, yo también debería pedir cita”, le manifestó desprevenidamente su mamá Mónica.
Tras la consulta, y posteriores mamografía y biopsia, los médicos descubrieron el tumor. “La masa estaba en una etapa muy inicial y hoy mi mamá está libre de cáncer. Si ella no hubiera sido juiciosa con sus chequeos regulares, la historia, quizá, sería distinta”, dice Ana.
Desde entonces, ella ve sus senos de otra manera. “Ya sé que tengo una herencia y gracias a tocarme puedo identificar cuáles son mis nódulos, dónde quedan y cómo se sienten, por lo que es fácil en el futuro detectar cualquier señal de alarma”.
Autoexamen: solo cinco minutos al mes
Lo que tardamos filtrando el café por la mañana o poniéndonos la pijama antes de dormir: ese es el mismo tiempo que necesitamos para hacernos el autoexamen. Es rápido, gratuito y sencillo. ¡Solo basta con activar dos de nuestros sentidos, el tacto y la mirada, y estar presentes en nuestro propio cuerpo!

¿Cómo debe hacerse?
Al observarte, cambia de posición. Sube los brazos, bájalos, ponlos en la cintura… explora el movimiento y, cuando sea el momento de tocarte:
Hazlo con los dedos índice, corazón y anular de la mano opuesta al seno.
Realiza movimientos circulares con presiones diferentes recorriendo la totalidad de la glándula mamaria, es decir, incluyendo pezones, areolas y axilas.
Pálpate primero de pie y luego recostada o recostado en la cama.
Si menstrúas, es recomendable que lo hagas entre el quinto y el séptimo día después de culminado tu ciclo menstrual.

Chequeos anuales
Recuerda que, además del autoexamen mensual, es importante que realices tus chequeos anuales con tu médico. Si tienes más de 40 años, solicita en ellos la mamografía.
Vivir, amar y contarlo
Lina Hinestroza, sobreviviente de cáncer de mama, observa su pecho cada mañana y recuerda el propósito de su vida. “Lo veo diariamente al espejo cuando me aplico mis cremas para las cicatrices de la mastectomía y me conecto inmediatamente con lo que me impulsa a inspirar a otras y a otros. Sé que hay preguntas que los especialistas no saben responder, pero también he sido testigo del poder de la fuerza interior”.

Su experiencia transformadora batallando con la enfermedad la llevó a alzar su voz para acompañar a otras personas que, como ella, han sido o están siendo visitadas por la enfermedad. A su vez, dice:
Por eso creó el movimiento Modo Rosa y la Fundación Alma Rosa, dos iniciativas pensadas para impulsar programas de salud, prevención y detección a tiempo. “Quiero poner mis aprendizajes, mis miedos, mis vulnerabilidades y sobre todo mi felicidad y mi plenitud de hoy para contarle al mundo que en esta enfermedad no hay poder adquisitivo, religión o posición política que influya”, dice. “Lo único que influye es la detección temprana”, agrega.
Para ella, “los senos, que nos permiten tantas cosas y simbolizan otras, también son esa parte del cuerpo que nos recuerda que somos vulnerables. Está en nuestras manos la responsabilidad de tocarnos, reconocernos y asistir a nuestras citas de control para ponerle el pecho al cáncer de mama”.