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Día de la Madre Tierra

Día de la Madre Tierra: ¿cómo cuidarla y honrarla?

Día de la Madre Tierra
Día de la Madre Tierra: ¿cómo cuidarla y honrarla?
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¿Qué es la Tierra? El planeta, la casa. El agua, el suelo, la vida. Movimiento, naturaleza. Todo lo que conocemos y lo que somos. En el #DíaDeLaMadreTierra, te proponemos conversar sobre todo lo que podemos hacer para honrarla y cuidarla desde nuestros pensamientos y hábitos, para tratarla como lo que es: nuestra madre. 

Desde el 2009 la Asamblea de las Naciones Unidas, ONU, declaró cada 22 de abril como el Día Internacional de la Madre Tierra para crear acciones y diálogos acerca de ese equilibrio que está en peligro por las acciones humanas y la variabilidad del clima.

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¿Por qué llamamos madre a la Tierra?

Abadio Green, doctor en Educación perteneciente al pueblo originario Gunadule, ubicado entre Panamá y Colombia, nos lo explica así: 

“La Tierra es una madre que nos ha acogido y nos abraza, y todo lo que está en ella es su tejido. Las montañas son sus abuelas, el carbón es su placenta, el petróleo es su sangre, los ríos y las quebradas son las venas, el mar es su líquido amniótico y los árboles son sus latidos, que expulsan oxígeno y nosotros nos alimentamos y vivimos de eso”. 

Relacionarse con la Tierra como con una madre no es algo nuevo, las culturas ancestrales del mundo, desde Asia, África, Europa, hasta las culturas Celtas y nativas americanas y las colombianas comparten esta mirada en sus cosmovisiones, mitos y culturas.    La Tierra es como una madre porque es cíclica, es cuidadora, protectora y alberga la vida; es sustento y tejido, dentro de ella todos los seres estamos interconectados. 

Esa relación con la Madre Tierra está tensa y las acciones humanas como la deforestación, la degradación de los suelos, la contaminación de las aguas, la disminución de la variedad de la vida y otras, están generando olas de calor extremo, lluvias más fuertes y menos posibilidades de acceder a los alimentos a nivel planetario. 

“La Tierra no pertenece al hombre, sino que el hombre pertenece a la Tierra, el hombre no ha tejido la red de la vida, es sólo una hebra de ella, todo lo que haga a la red, se lo hará a sí mismo, lo que ocurre en la Tierra, ocurrirá a los hijos de la Tierra”, Pedro Pablo Sacristán, escritor. 

Frente al cambio climático, ¿cómo cuidar a la Madre Tierra? 

El cambio climático es una realidad y lo que sigue es adaptarnos a él. Toma nota de estas 3 recomendaciones que te damos para vivir con consciencia este día: 

  1. Destina espacios para el silencio: escucha, observa y aprende de la naturaleza, de sus ciclos, de sus formas. Conecta con lo sagrado de ella. Elige el día de hoy y observa durante 5 minutos un árbol: ¿qué ves? ¿cómo se siente? Percibe los elementos de la naturaleza con todos los sentidos: ¿cómo es al tacto? ¿cómo es su temperatura? ¿cómo se siente el viento en tu rostro? 

  2. Analiza un día de tu cotidianidad desde que levantas hasta que te acuestas: ¿qué cantidad de agua, aire, tierra y otros elementos consumes? ¿cómo puedes reducir este consumo? Empieza por acciones pequeñas: compra y consume alimentos y productos producidos localmente, cultiva alimentos en casa, etc. 

  3. Busca comunidades locales de productores: crea redes y conversa con ellos sobre cambios de hábitos que minimicen tu impacto en los ecosistemas. Antes de consumir un producto o alimento, pregunta ¿de dónde viene? ¿realmente lo necesito? ¿cuánta agua requirió su producción? Toma decisiones sabias. 

Tal vez puedas pensar que quienes tienen la responsabilidad de frenar la deforestación y mitigar el cambio climático sean los entes gubernamentales e instituciones con poder de decisión. Pero, ¿sabías que tus acciones cotidianas son vitales para cuidar la Tierra? ¡Y puede ser más simple de lo que crees!  

  • Identifica los bosques y áreas protegidas o de conservación de tu barrio, vereda, municipio o departamento. Pregunta e investiga sobre su fauna, flora y funga (microorganismos) nativos. ¡A que te enamoras de más de una especie! 

  • Cuando visites bosques y áreas de conservación evita hacer fogatas y dejar basuras. 

  • Aprende sobre la fauna y la flora nativa, aprende qué comen y dónde viven los animales de ese ecosistema, siembra y cuida ese tipo de árboles. Como tenemos ecosistemas tan diversos y no siempre sabemos qué plantas es mejor sembrar en un territorio específico, te recomendamos consultar con expertos y/o personas locales que conozcan la zona. 

  • Vincúlate a iniciativas comunitarias por el cuidado de los ecosistemas de los que haces parte. La junta de acción comunal, un comité vecinal, un club de sembradores, de caminantes, de avistamiento de pájaros, una red de huertas urbanas o de conservación y regeneración de los bosques... ¿En qué escenario puedes aprender más sobre las zonas de vida que habitas y tomar acciones colectivas para cuidarlas? 

  • Organiza una jornada de limpieza con tu familia en un parque, quebrada, lago, playa u otra zona natural cerca de ti. 

  • Promueve la reutilización de objetos y materiales para evitar que se conviertan en basura. Implementa las tres R: reduce, reutiliza y recicla. 

  • Ahorra energía, ahorra agua y muévete en bicicleta, a pie, transporte público u optimiza recorridos en vehículos particulares. 

  • Aumenta el consumo de plantas, frutas y verduras. 

  • Investiga de dónde viene la ropa que usas para vestirte y piensa dos veces antes de comprar ropa nueva. 

  • Elige alimentos orgánicos y productos locales que ayuden a proteger los bosques y los ecosistemas, para ello investiga si sus procesos de producción son sostenibles y regenerativos. 

  • Visita bosques y proyectos ecoturísticos que ayuden a protegerlos. En Viajes Comfama encontrarás varias opciones, como Cerro Tusa en Venecia, el Salto del Buey en La Ceja, San Luis, en el Oriente antioqueño o Río Claro, en el Magdalena Medio. 

  • Haz tu huerta casera. Además de reconectarte con la naturaleza y reducir el estrés, con ella reduces los residuos y obtienes alimentos libres de químicos que protegen ese suelo. 

  • Haz tu compostera casera. Reúne las cáscaras y los residuos de frutas y verduras junto a los del jardín, así se transforman en abono para nutrir nuevas formas de vida mientras reduces la cantidad de desechos y el aporte de gases de efecto invernadero, que aumentan el calentamiento global y aceleran el cambio climático.    

  • Protege la vida de polinizadores. Siembra y cuida margaritas, menta, rosas, siemprevivas y otras plantas que atraen abejas, mariposas y otras especies. 

  • ¡Conversa con tus amigos y familiares! Seguro se les ocurrirán acciones sencillas para proteger el planeta que, al sumar esfuerzos, serán aún más potentes. Pueden encontrar ideas en el Manual de restauración de los ecosistemas de las Naciones Unidas o explorando los hallazgos y publicaciones del Observatorio de Bosques de Antioquia.

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Somos parte de la naturaleza. ¿Qué tal si aprendemos de la regeneración para repensar nuestra presencia en la Tierra y tejer un futuro próspero para todo lo vivo?