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Pensar en décadas: discurso de nuestro director en la Asamblea 2023

David Escobar Arango

¡Gracias, una vez más, a quienes han nutrido, guiado y trazado con nosotros este viaje de siete décadas! Además de compartir nuestra gestión y compromiso, en la Asamblea de afiliados 2023, nuestro director nos invita a pensar en décadas. Revive aquí sus palabras:

Transcripción

“La poesía es conocimiento, salvación, poder, abandono. Operación capaz de cambiar al mundo, la actividad poética es revolucionaria por naturaleza; ejercicio espiritual, es un método de liberación interior. La poesía revela este mundo; crea otro”. Octavio Paz 

A manera de epígrafe quisiera hacer un comentario sobre las razones que nos impulsan a comenzar un acto como el de hoy con poesía, danza, música original de ELPAUER. No son banales, no son decorativas. Son esenciales, son de principio.

El último verso de Confucio, extraído de un texto muy antiguo que nos cae de perlas en la Asamblea número 70 de esta institución, dice que “a los setenta, podía seguir el deseo de mi corazón sin sobrepasar los límites de lo que era correcto”, como una especie de rebeldía adecuada, una especie de autenticidad adecuada. Después de haber seguido las normas que nos impusieron otros y después de habernos rebelado para conseguir nuestra propia identidad, a los 70, que es cuando realmente empieza la madurez, los deseos de nuestro corazón se conectan con lo que el mundo espera y necesita de nosotros. 

Arranquemos con la gratitud, como debe ser. Gracias por la presencia a mis compañeros de viaje, el Foro de Estrategia y Liderazgo, los demás líderes de equipos en Comfama, a toda la comunidad de idealistas de esta institución que en 2024 cumple sus primeros 70 años de existencia y de servicio a Antioquia y a Colombia. 

Gratitud también al Consejo Directivo, un bastión del diálogo social, del debate que construye y guardián del patrimonio social, cultural y económico de esta institución construido por generaciones de empresarios, sindicalistas y familias trabajadoras durante todas estas décadas. 

Gracias a los asambleístas presentes en el Teatro y virtualmente, a los empleadores afiliados que no pudieron acompañarnos y a las organizaciones que comparten con nosotros la causa del desarrollo social de Antioquia. Gracias también a Comfenalco Antioquia y sus empleados, afiliados y empleadores porque junto con ellos construimos este sistema de la compensación todos los días. 

Y gracias, finalmente, al trabajo de los 1,6 millones de antioqueños y antioqueñas afiliados al sistema de la seguridad social en este departamento. Que ojalá algún día logremos con nuestro trabajo que no exista la separación entre lo formal y lo informal. 

Pensemos por un momento, esta mañana de abril de 2024, en quienes, entre los años 40 y 50 del siglo pasado, crearon la compensación familiar, esa gente que importó y mejoró este componente del modelo europeo de la seguridad social, adaptándolo a la realidad colombiana y recogiendo algunos de los valores más importantes de la cultura antioqueña. No por nada en Europa estas instituciones son estatales, monopólicas, y aquí son privadas sin ánimo de lucro diseñadas para la competencia. 

Pensemos, entonces, en el contexto social nacional y global a finales de los 40 e inicios de los 50: 

  • La Segunda Guerra Mundial y luego la posguerra mundial con todos sus horrores, la deshumanización y el miedo.  

  • El 9 de abril en Bogotá, el Bogotazo. 

  • La inestabilidad política, el golpe militar, la dictadura.  

  • La Violencia, con mayúsculas.  

  • La migración acelerada por razones económicas y por miedo, del campo a la ciudad.  

  • La crisis económica generalizadas.  

Había malas noticias por todos lados. ¿Qué estaría pensando esta gente que en pocos años crearon empresas e instituciones sin las cuáles hoy nos parecería imposible la vida? 

Solo para mencionar algunas de esa década: El Sena (en el 57), las cajas de compensación familiar (en el 54), universidades privadas (Eafit en el 60), gremios (Andi en el 44), periódicos como La República (en el 57), empresas como Sura (en el 44), EPM (en el 55), Zenú (en el 57), Colcafé (en el 50), Pintuco (en el 45), fundaciones como Fraternidad Medellín (en el 57).  

¿Esa gente se imaginaría, tendrían consciencia, de lo que estaban creando?  Lo que sí es cierto es que se tomaron su tiempo, fueron lento. Meses, años incluso, escribiendo documentos, haciendo reuniones, tejiendo alianzas, buscando consensos. La compensación familiar surge legalmente en el año 46, con la creación de la seguridad social colombiana. El primer pagador del subsidio fue el Ferrocarril de Antioquia en su convención colectiva del 49 y se tomaron hasta el 54 para abrir la operación de la primera caja, Comfama. Luego, en el 57, la ley le daría vida a la compensación familiar obligatoria y a cajas en todas las regiones de Colombia.

El “invento” antioqueño se expandió, lentamente, pero con contundencia, por todo el país.  Pero, ¿está gente sabría la potencia de lo que estaban creando? Hay una anécdota que puede ilustrar y darnos algo de luz sobre ese momento: dice la mitología de esta institución e incluso aparece por ahí en un acta de la época, que en la ANDI pensaban que Comfama se podría manejar con una persona medio tiempo desde un escritorio prestado en las oficinas del gremio. Para tener una medida de comparación, esta entidad nació para darle el subsidio a 5.000 trabajadores de 46 empresas, y ahora atiende 4,4 millones de personas en más de 120 mil empresas y genera más de 8.500 empleos. De medio tiempo, a 8.500 empleos. De 5.000 trabajadores afiliados, a 1,3 millones. 

¿Será que los fundadores eran como el príncipe Arjuna, en el Baghavad Gita, que hacían su tarea sin pensar en los frutos? ¿Solo porque era lo correcto? En cualquier caso, celebremos hoy a unas personas que fueron capaces, en un contexto tan complejo, de lograr algo a partir de caminos tan profundamente distintos como el movimiento obrero latinoamericano, la democracia liberal del capitalismo y la doctrina social de la iglesia católica. ¿No será que, desde el pasado, aprovechando este aniversario, esta gente que fue capaz de sentarse en un momento tan difícil del siglo pasado nos está diciendo fundamental para nuestra situación actual? Esto es historia encarnada y necesaria para el día de hoy.  

Lo otro que nos hemos preguntado para celebrar este aniversario en Comfama es por qué hay empresas que perduran, que duran tanto, y les queremos ofrecer un marco conceptual que quizás nos podría servir a todos. ¿Qué tienen las empresas e instituciones duraderas? ¿Cuál es su secreto? El académico norteamericano Jim Collins en su libro Built to last (traducido al español como Empresas que perduran), hace un análisis comparado de empresas centenarias, una especie de taxonomía. Allí encuentra varias características comunes en organizaciones como 3M, Amex, Boeing, Citi, Disney, Ford, IBM, Procter, Sony, Wal-Mart. Voy a hacer un paralelo entre esas empresas y lo que comparten.  

  • Primero, unos valores claros desde la fundación que las hacen independientes, en buena medida, de líderes visionarios y fundadores. Miren que, ahora, si no fuera por un teatro como este, no recordaríamos al primer director en propiedad de esta institución, Alfonso Restrepo Moreno. La marca ha trascendido los nombres de las personas, la organización ha superado a sus fundadores.  

  • Estas organizaciones que perduran tienen un propósito claro, por encima de los resultados económicos. Pienso en el consejo directivo de Comfama cuando nos autorizó a invertir en centros de salud para el COVID, salvando 700 vidas sin pensar cuánto nos iba a costar eso sino en que era lo correcto y estaba en nuestros valores fundacionales, en vacunas, en apoyar el subsidio para el desempleo en la emergencia, en cuidar cada uno de los empleos con todas nuestras fuerzas.  

  • También se trazan unas metas ambiciosas. Leyendo las noticias de prensa de estos 70 años de historia pública de Comfama, desde sus inicios se pensaba en grande. Cada año había noticias sobre nuevos parques, bibliotecas, clínicas, nuevos servicios innovadores han surgido casi que todos los años.  

  • Una cultura fuerte, en el mejor de los sentidos. Sonreí al leer esto y pensar que a veces nos dicen “comfamos”, la mayoría de la gente nos lo dice con amor o por lo menos nosotros lo recibimos con amor. ¿Quién no se sueña eso para su propia organización? 

  • Son empresas que siempre están ensayando, aprendiendo, intentando nuevos negocios, en nuestro caso, nuevos programas sociales; fracasos y éxitos ambos son considerados como aprendizajes. Pienso en la EPS de régimen subsidiado liquidada, en los mercados vendidos, en los servicios que aparecen y desaparecen, adaptándose a los mercados, las empresas y a las necesidades de las familias. Las empresas que perduran nunca están del todo satisfechas.  

  • Por último, estas empresas manejan su talento humano de tal forma que desarrollan líderes desde adentro. Los ven crecer, aprehender la cultura y luego liderarlas con éxito.  

Comfama tendría, según esto, tiene todos los rasgos de una empresa duradera. Esperemos que celebre los 100 y siga derecho su viaje por los tiempos.  A veces me pregunto si los fundadores de Comfama nos reconocerían al vernos. Si nos miran por encima, verían otro logro, otros colores, un montón de cosas distintas. Pero, si nos dedican una tarde, van a encontrar la misma institución, con los mismos valores, repitiendo palabras viejas, pero vigentes como: solidaridad, progreso, diálogo social, empresa, trabajo y, por supuesto, compensación.  

En este viaje por la historia, los invito a dar un salto al presente porque debemos hablar claro. La cosa no está fácil, estamos en una época desafiante. Les voy a hablar de tan solo dos asuntos que nos hoy toman buena parte nuestra energía psíquica, de nuestro tiempo, de nuestra capacidad de trabajo en una Caja de Compensación Familiar. 

El primero, el sistema de salud está pasando por lo que para algunos ya clasifica como un cataclismo. EPS intervenidas, una reforma negada en primera instancia en el Congreso, la brecha de recursos para financiar la salud de los colombianos más amplia que nunca. Y pareciera ser que los políticos y las instituciones no podemos ponernos de acuerdo en una reforma que conserve lo bueno y arregle lo que necesita mejoras.  La compensación familiar tiene 13 cajas intervenidas, entre ellas nuestra caja colega Comfenalco Antioquia. Las instituciones son muy importantes, por eso hay que lamentar también que el Superintendente del subsidio está suspendido por la Procuraduría.  

Lo que queremos proponer esta mañana es que usemos la capacidad que tenemos los seres humanos de imaginar para tener un poco más de perspectiva, estudiar la historia, mirar atrás para mirar el futuro.

No voy a mentir, hay estrés. Pero también hay coraje y esperanza. Y lo que queremos proponer esta mañana es que usemos la capacidad que tenemos los seres humanos de imaginar para tener un poco más de perspectiva, estudiar la historia, mirar atrás para mirar el futuro. ¿Qué deberíamos hacer las Cajas, los actores del sistema de salud, las entidades educativas, las empresas, los sindicatos y demás organizaciones en un momento como este?  

Y aquí viene la propuesta que les queremos hacer hoy, desde Comfama, es ampliar la perspectiva temporal, salir de la coyuntura, resistirnos a la tirana actualidad, pensar en décadas. Ustedes dirán, “esto para qué sirve, dirán, si hay tantas urgencias”… aun así, queremos insistir.  

Pensar en décadas observando el pasado sirve para ganar perspectiva. ¿Por qué? 

  • Porque, si nos quedamos en las noticias de la mañana, solo veremos lo pequeño, todo lo que nos hace sufrir. ¿Les ha pasado en lo personal, que uno mira para atrás y ve algo “horrible” que le pasó hace treinta años y no fue tan duro, se ríe, lo ve otra manera muy distinta? 

  • Porque se da uno cuenta que las cosas importantes comienzan pequeñas y van creciendo, al principio de manera casi imperceptible, para luego coger un impulso impresionante. Miren casi cualquier historia empresarial. Ninguna ha comenzado con un anuncio rimbombante. Las grandes empresas de alimentos fueron tiendas de abarrotes, las grandes aseguradoras comenzaron como mutuales, las industrias más poderosas comenzaron como talleres de reparación, las de bebidas comenzaron como farmacias, las de comercio comenzaron como almacenes de variedades. Comfama, recuerdo de nuevo, iba a funcionar en un escritorio prestada. Eafit, me acuerdo, en una oficina alquilada. Los emprendimientos, aquí y en todas partes del mundo, nacen en garajes. Solo lo monstruoso nace gigante, dice alguien muy querido acá en Comfama.  

  • Porque percibimos los ciclos, tanto los de los años, como las estaciones y por supuesto de los cambios sociales y políticos.  

  • Porque también nos permite poner el presente en su justa dimensión. Nos vamos a sentir menos importantes y nuestros desafíos menos únicos. Así vamos a poder actuar con coraje, sin miedo y en paz con nosotros mismos. Se va a preocupar uno menos por lo que va a pasar mañana y más por lo que va a dejar en el camino. Uno solo cuando uno es consciente de lo efímeros que somos, podrá disfrutar y trabajar en el presente, sin más aspiración a tener la mejor vida posible y a dejar una huella de amor en los que nos rodean, si acaso.  Comfama, además de su rol de ser una plataforma de lanzamiento para el futuro de las familias trabajadoras, ha pretendido desde siempre ser ese lugar seguro para vivir, trabajar y amar en presente.  

  • Si podemos pensar en décadas, vamos a poder comprender mejor a los budistas y a los estoicos, tan de moda en estos tiempos, y quizá la dificultad traiga consigo la sabiduría.  “Hay que vivir en cada momento con la seguridad del que cada evento obedece a la ejecución de unos ciclos naturales determinados por un motor innombrable y eterno”, dice el Marco Aurelio de Pablo Montoya en su más reciente libro sobre el emperador estoico. 

  • Pensar en décadas nos ayuda a imaginar mejor el futuro. Así dejamos de estar abrumados y asumimos la responsabilidad. Aprendemos que, solo actuando hoy, con unos valores y propósitos claros, creando instituciones, sistemas, procesos, podremos dejar algún legado que tenga valor.  

Y se me ocurre que, quizá, en algo de nuestras más antiguas tradiciones podremos encontrar inspiración para este momento en aquello de pensar en décadas. Los colombianos hemos sido desde siempre agricultores. ¿Será que la mentalidad del campesino sabio es la que debemos practicar en estas épocas? 

Un agricultor tiene la audacia para entregarle a la tierra una semilla que podría estar en su mesa esta noche. Pienso en las primeras donaciones a la Fundación Fraternidad Medellín o en los primeros aportes voluntarios a Comfama de esas 46 empresas.  Un agricultor tiene la persistencia para esperar y cuidar esa semilla hasta que brote y progrese. Pienso en la Cámara de Comercio (1904), en la Caja social (1911) o el Hospital San Vicente (1913).

Pensar como agricultores nos da la paciencia para esperar el ciclo de la planta o el árbol, corto o largo. Tenemos empresas centenarias como Corona (1881), y en estos días leíamos algo en lo que decían que “los primeros 50 años” fueron muy difíciles, se relaja uno, ¿cierto?... El Banco de Colombia (1895) o el Museo de Antioquia (1891). Pensar como agricultor también nos da resiliencia para aguantar adversidades, largos veranos e inviernos. Pensemos en El Espectador, también centenario, asolado por el narcotráfico. 

Es necesario, casi que imprescindible que haya personas y grupos capaces de tener esa mirada del mundo, de la vida y del trabajo.  

¿Por qué no vamos nosotros a ser capaces de ponernos de acuerdo y crear organizaciones, empresas, instituciones que superen nuestro ciclo vital, las décadas e incluso los siglos? No quiero ser ingenuo, yo sé que es duro pensar así en tiempos como estos… pero es necesario, casi que imprescindible que haya personas y grupos capaces de tener esa mirada del mundo, de la vida y del trabajo.  

Para finalizar, recapitulo. Mi abuela siempre decía que cuando uno se está cansando de repetir la gente apenas está empezando a entender: pensar en décadas nos da perspectiva sobre el pasado, vemos los logros y las tribulaciones de nuestros antepasados y antecesores, aprendemos de ellos y valoramos con compasión y admiración sus legados.  

Pensar en décadas nos quita un poco de importancia y pone el presente en su justa dimensión. Pensar en décadas nos calma, comprendemos mejor los procesos históricos. Pensar en décadas nos anima, porque entendemos lo que nace pequeño, si lo cultivamos con amor y paciencia, puede llegar a ser muy relevante. Pensar en décadas nos inspira, porque reconocemos que hubo gente que con menos recursos hizo mucho de lo que hoy disfrutamos. Pensar en décadas nos reta a actuar en presente, en los momentos más duros surgen las que algún día serán las más grandes iniciativas. 

Quienes crearon a Comfama y a tantas mencionadas y no mencionadas empresas e instituciones, probablemente jamás imaginaron lo que hoy son. Pero tuvieron el coraje, insuflaron en esta institución y en aquellas unos valores y un propósito que superan a cualquier administrador y van más allá de los gobiernos y las generaciones. Justo ayer pensábamos que hemos trabajado las Cajas de compensación con 16 presidentes de todos los partidos, regiones y colores políticos, siempre sirviendo el país.

Eso es lo que nos hace hoy celebrar el 2023, los 70 años y, sobre todo, celebrar anticipadamente los próximos 100 llenos de esperanza, con iniciativas y proyectos, con ilusión, con ganas de ver cómo se desenvuelve el porvenir y cómo este país va encontrando su camino, uno incluyente, rico, reconciliado con su historia y con la naturaleza.  

Por eso esta invitación, a pensar en décadas y actuar con esa perspectiva, desde el presente. No nos preguntemos qué va a pasar… pensemos qué hay que hacer para que pase lo que tiene que pasar. Para esa tarea, desde luego, hoy como en el 54, los 60, los 70, los 80, los 90 o en los albores de este siglo,

cuenten con Comfama, cuenten con nosotros.  

¡Muchas gracias!