Transformarse conservando la esencia. Eso sucedió en el CAPF Ciudad del Río que ahora es el Centro del Cuidado Comfama, un cambio que vas más allá del nombre.
Más de 1400 metros cuadrados comparten a diario los enamorados del deporte, quienes liberan tensiones mediante la actividad física. Entre ellos hay dos que, sin saberlo y sin conocerse, comparten un mismo sentimiento: la tranquilidad de pertenecer a una comunidad de bienestar.
La primera de esas personas es Yamile Vargas, usuaria del servicio. Según ella, a sus 50 años, lo hace porque la cuidan, le enseñan cosas y la acompañan en cada uno de los pasos de su plan de entrenamiento. Lleva más de ocho años cumpliendo sus rutinas de cuidado en este lugar.
Por su parte, Giovanni Benítez es independiente y también llevaba años asistiendo al CAPF porque es el espacio que encontró para cuidar su cuerpo y mantener el balance mental. Además, acompaña a su papá a seguir un plan de entrenamiento que le ha permitido conservar su salud después de haber sufrido un infarto hace nueve años.
Esas sensaciones, sumadas a la tribu de amigos que habían creado, les hicieron experimentar temor e inquietud cuando les contaron que el CAPF dejaría de ser como lo conocían para convertirse en un centro de cuidado y bienestar.
A partir de ese momento se enfrentaron a preguntas como "¿tendré que cambiar de lugar para entrenar? ¿Encontraré fácil otro sitio donde me sienta como en casa? ¿Qué pasará con los amigos que he conseguido y con los que he compartido tantos años?"
Aun así, prefirieron mantener la esperanza de que serían capaces de adaptarse. Gradualmente empezaron a sacar elementos del espacio y las dudas aumentaban, separaron las salas de fisioterapia, modificaron algunos espacios físicos y se empezaron a ver reemplazadas muchas de las máquinas de ejercicio tradicionales por elementos más funcionales, igualmente, se cambió el nombre de la entrada por Centro de Cuidado y Bienestar.
Después de unas semanas, que para ellos fueron extrañas y, en gran medida gracias al diálogo constante con los instructores, el personal de Comfama que acompañó esta transición, Yamile y Giovanni lograron adaptarse, y hoy coinciden en que se sienten mejor cuidados que antes y que encontraron el equilibrio entre dimensiones esenciales que conforman el bienestar: cuerpo, mente y espíritu.
«Ahora con los cambios siento que me cuidan más que antes», resalta Yamile.
Transformarse significa cambiar sin perder la esencia. En 2021, tuvimos 32.505 personas en CAPF presencial, con 22.274 planes, 6.807 planes corporativos y 311.595 usos; así como 15.705 personas en clases virtuales, 344 planes en CAPF digital con 4.128 usos.