Para algunos, la salida «fácil» ante una crisis económica es recortar la nómina. En Incolmotos Yamaha no lo creen. Una historia de empatía y cuidado hacia el empleo del otro.
Juan David Arango es el presidente de Incolmotos Yamaha y en 2020 la pandemia por la COVID-19 lo obligó a afrontar un desafío: cuidar a los 1.200 empleados que integran la empresa que lidera.
«Una situación como esta, sin precedentes, es algo para lo que nadie estaba preparado. Hemos tenido que aprender y adaptarnos rápidamente. Uno de los retos más grandes que nos ha traído la pandemia es el de encontrar el balance, que permita proteger la salud de las personas y garantizar la sostenibilidad de la empresa bajo la nueva realidad», dice.
Él y su equipo buscaron, y aún buscan, alternativas que les dieran continuidad para seguir a flote. Tuvieron que implementar esquemas de austeridad para evitar gastos innecesarios y conservar la salud financiera de la empresa.
De hecho, empleados y directivos se comprometieron tanto con ese propósito común que lo convirtieron ya en un hábito organizacional. También volcaron su energía en la adaptación rápida y rigurosa de sus canales de servicio, comercialización y postventa, a las exigencias de la «nueva realidad».
«Con la empresa, lo que más me interesa es que podamos seguir ofreciendo empleo a todos los que nos acompañan hoy. Cada empleado es el sustento de una familia, un hijo que le ayuda a sus papás o es alguien que tiene sus propias necesidades», expresa Juan David.
Juan David y su equipo son un reflejo de cómo el capitalismo consciente cobra sentido cuando la cooperación humana y los talentos se unen bajo un propósito común.