Vanessa durante dos días fue aprendiz del «fotógrafo de los escritores» en el Hay Jericó 2020. Una historia de inspiración para las generaciones venideras.
Vanessa Londoño, de 18 años, vive en el corregimiento de Palocabildo, a cuarenta minutos del casco urbano de Jericó, municipio del Suroeste de Antioquia. Hace parte del club de fotoperiodismo del pueblo.
Una semana antes del Hay Jericó 2020, el club de fotoperiodismo se enteró de la visita de un invitado muy particular, el denominado «fotógrafo de los escritores», el francés Daniel Mordzinski. Para ellos, un desconocido hasta ese momento, pero este profesional de la fotografía se convirtió rápidamente en su nuevo referente de la imagen. Las fotos de Daniel para El País de España como reportero gráfico, sus imágenes sobre Gabriel García Márquez y una infinidad de autores en situaciones alucinantes hicieron que aquel grupo de jóvenes se asombrara con su trabajo.
Vanessa salió de la sesión del club emocionada y la alegría se notaba en sus ojos miel muy abiertos, cuando le confirmaron que acompañaría, gracias a su compromiso con el proceso, a un fotógrafo de talla mundial, pasó una de las semanas más largas de su vida, noches llenas de dudas e inseguridades por el temor de no hacer las cosas bien y sentir que no lo merecía.
Ese viernes madrugó más de la cuenta para viajar desde su casa hasta el parque principal. Era el día en que recibiría a Daniel, pero él no llegó y se sumaron 24 horas a su espera. Al día siguiente repitió su viaje, él estaba ahí, lo conoció por fin en un café y él le regaló una libreta para escribir «todo lo que le hiciera bien», mientras ella disimulaba su felicidad.
A partir de ese momento todo se hizo vertiginoso. La primera cita fue con el escritor Daniel Samper Pizano, subieron a la torre de la Catedral Nuestra Señora de las Mercedes para una fotografía desde las alturas; conoció a la cantante Haydée Milanés y al músico Yuri Buenaventura; gestionó los permisos para que se abriera el cementerio para unas fotos con la escritora Carolina Andújar y acompañó la sesión junto al periodista Rosie Boycott.
Daniel le hablaba a Vanessa de composición, le mostraba cómo editaba sus fotos, le enseñaba a descubrir la mejor luz y a cómo aprovechar los elementos de su entorno como cuando invitó a la escritora Piedad Bonnett a que se montara a un carrito de supermercado que el fotógrafo encontró a pocos pasos de la escena.
Una de las invitadas al festival no llegó a tiempo y Daniel, en su reemplazo, aceptó hacer una conferencia acerca de las fotos que tomó en su visita. Allí tuvo a unos invitados de honor: Vanessa y sus compañeros del club. Luego, cuando a Daniel se le preguntó por su aprendiz, él dijo: «Vanessa es un ser alado».