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Aprender diferente en el Colegio Comfama

Aprender diferente en el Colegio Comfama
Aprender diferente en el Colegio Comfama

Valentina está en su elemento cuando se expresa libremente. Una historia acerca de una niña que encontró un colegio donde podía ser ella misma.

Valentina Cortés Benítez estudió en los preescolares Comfama, vivía feliz y contenta de pasar gran parte de sus días en estos espacios. Cuando terminó esa etapa de su vida debió ingresar al colegio. Para eso su madre, Dasy Benítez, la matriculó en primero de primaria en una institución de la ciudad.

Valentina empezó a estudiar y se encontró con una metodología diferente a la que estaba acostumbrada. Valentina, quien se caracteriza por ser una niña muy activa, comenzó a desanimarse poco a poco, asegura su madre.

Colegios Comfama

«Se mantenía triste, sin ánimos, realmente nunca la había visto así. Ella es muy extrovertida, alegre y de siempre tener iniciativas, estaba con las manos atadas y no podía ser ella misma», explica Dasy. Asegura, además, que se sintió impotente al saber que su hija no disfrutaba de una de las mejores etapas de su vida.

Días después de haber iniciado clases, se enteraron de que el Colegio Comfama abriría sus puertas en Bello, en el barrio Pérez, con cupos para primero de primaria.

Tomaron una decisión: matricular a Valentina para que iniciara clases en marzo del 2020. Fue un acto de confianza, si bien Valentina venía de estudiar en los preescolares Comfama, este colegio era una propuesta totalmente nueva.

Emocionada comenzó este camino, el gran bosque de la sede se convirtió en su segundo hogar, sin embargo, a los pocos días comenzó la cuarentena nacional debido a la COVID-19. Las clases presenciales se hicieron virtuales, pero esto no fue motivo para que Valentina  se desmotivara, por el contrario, desarrolló nuevas habilidades; por ejemplo, afianzó su expresión corporal para hablar frente a la cámara.

En el Colegio Comfama tienen la oportunidad de expresarse, de explorar, de adentrarse en un gran bosque y, lo más importante, les enseñan a cuestionarse, y a buscar una respuesta para todo.

Sus días dejaron de ser aburridos y, aunque, la mayoría de sus jornadas las pasó frente a un computador, entabló una muy buena relación con todos los exploradores, así se hacen llamar sus compañeros del Colegio. Valentina encontró un lugar en el que las clases se convirtieron en momentos de conexión, corporales, artísticos y científicos. Los profesores se transformaron en mentores y las tareas se convirtieron en misiones que trascienden el acto de sentarse a desarrollar un enunciado.

Valentina ya no está aburrida en el aula porque descubrió uno de los muchos caminos que existen hacia la felicidad. 

Ampliamos nuestra red de Colegios. Además de la sede de Bello, se aprobó la apertura de tres colegios más: Robledo, Belén y Perpetuo Socorro. Estos espacios para la construcción de aprendizajes se suman a los 39 preescolares y jardines que tenemos para la primera infancia.