En época de pandemia transformarse no es una decisión, es una convicción. Una historia acerca de cómo los desafíos son las oportunidades para reafirmar la vocación de cuidar al otro.
Hernán es médico general desde hace 28 años. Antes de la pandemia por COVID-19, por su consultorio, en Comfama, pasaban decenas de personas que cada día iban en busca de bienestar. Para él tener contacto personalizado con cada uno de ellos era clave para establecer una relación de confianza con sus pacientes y proporcionarles un diagnóstico acertado.
Con la pandemia todo eso cambió, esas consultas, antes cara a cara, migraron a la virtualidad. Era vital que la mayoría de las personas permanecieran en sus casas, un hecho que transformó por completo el trabajo de Hernán. En su vida cotidiana Hernán no solía hablar por teléfono y, repentinamente, su labor le exigió hacerlo diario y por jornadas de trabajo completas, era hora de adaptarse a la telemedicina.
Más allá del cansancio, la telemedicina le planteó varios retos: ¿cómo controlar la presión a distancia?, ¿cómo hacer un examen de los pulmones a través de una llamada?, ¿cómo generar una buena relación?, la experiencia le había enseñado que esto último era tan necesario como examinar al paciente para dar con un buen diagnóstico. Hernán se había formado para atender a sus pacientes cara a cara. Al principio experimentó ansiedad y estrés.
Entregamos 5.205 kits a 3.597 trabajadores y proveedores que prestan su servicio a la salud. En el programa “Cuidar a los que nos cuidan” acompañamos a 259 trabajadores, y 214 que laboran en los Centros Integrales de Salud recibieron un paquete de suplementos para fortalecer su sistema inmune.
La paciencia y la voluntad fueron la clave. Hernán aprendió a escuchar y a conectar de una forma distinta con sus pacientes, se enfocó en generar, a través de su voz, la empatía y la confianza necesarias. Cada cita era una prueba que superaba. Aunque en cuestión de meses la telemedicina evolucionó para incorporar la imagen en las consultas, mediante videollamadas que de alguna manera simulan la experiencia de la presencialidad, Hernán ya había desarrollado habilidades importantes que lo convirtieron en un mejor profesional, más efectivo, asertivo y flexible.
A veces las oportunidades llegan a la vida disfrazadas de obstáculos. Para este médico, la telemedicina que, al principio fue un verdadero desafío, se convirtió en la posibilidad de renovar su vocación: cuidar a los demás.