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¡Una construcción colectiva! La solución que llevó agua potable a las zonas altas de la vereda La Almería, en La Unión, Antioquia

En la vereda La Almería, en el municipio de La Unión Antioquia, una comunidad de más de 1200 personas inició el proyecto de construir tanques elevados para llevar el servicio de agua potable a las zonas altas de su vereda, dando pasos de solución con trabajo colectivo, esperanza y creatividad.

Tanques La Unión, Antioquia
¡Una construcción colectiva! La solución que llevó agua potable a las zonas altas de la vereda La Almería, en La Unión, Antioquia

¡Está lloviendo! Saquen todas las ollas, los baldes. Pero… apúrale, mija, con esto lavamos el baño y pegamos una trapiadita, recordaba Ana Cristina Osorio, habitante de la vereda La Almería, mientras sobaba sus manos y soplaba aire para calentarse.

“Siempre que llovía aprovechábamos el agua al máximo, salíamos todos a recolectar. Con esa aguantábamos algunos días para los oficios de la casa. Pero, cuando llegó el verano el año pasado, el agua fue toda una odisea”. No escuchar el sonido de la última gota que golpea la poceta le recuerda a Ana y a su familia los momentos dónde abrir la llave y disfrutar del recurso vital, se convirtió en una conquista diaria.

¡Vecino! ¿Tiene buena agüita? ¡Ay! Venga, regáleme un poquito para despachar a los muchachos pal´ colegio – le decía Ana a su vecino.

Ana, traiga dos baldes para ver cómo le ayudamos, le respondían.

Con esto aguanto un rato, ¡que llegue el invierno ligero!, respondió Ana.

En la temporada de sequía que vivió el país en el año 2024, los acueductos veredales enfrentaron una problemática de desabastecimiento de agua que los llevó a suspender el servicio durante más de 15 horas por día, todo esto, mientras los tanques de almacenamiento llenaban de nuevo su capacidad para abastecer a la comunidad. Ante esta situación, en la vereda La Almería del municipio de La Unión Antioquia, el recurso hídrico no lograba tener la presión suficiente para abarcar las zonas altas de la vereda, causando que estas solo accedieran entre 3 y 5 horas diarias al servicio, pero, con el paso de los días algunas casas no recibían agua sino 1 hora. La casa de Ana Cristina, por su ubicación, era de las últimas viviendas a la que llegaba el servicio, luego de haber pasado por toda la vereda.

“La presión del agua en esas temporadas bajaba de 3 litros por segundo, a 2 litros por segundo. Teníamos un tanque de 75mil litros que se acababa en 2 horas; a partir de ese momento, debíamos suspender el servicio a la comunidad de las zonas bajas entre 4 y 5 horas, a las zonas altas llegaba muy poco tiempo y en altas horas de la noche, cuando las zonas bajas dejaban de consumir. Algo teníamos que hacer, la sequía iba para largo, no veíamos avances”, expresó José Omar Londoño Jiménez, presidente de la Asociación de Usuarios del Acueducto de la vereda La Almería.

El municipio de La Unión cuenta con 17 acueductos veredales, 6 de ellos con planta de tratamiento. En 1980 con la necesidad latente de toda una comunidad por tener agua potable en sus hogares, Antonio Posada, líder comunitario de la vereda La Almería reunió convites que visitaron empresas del municipio y entes administrativos para construir juntos, un acueducto. Sería todo un camino lleno de aprendizajes. Cada familia debía enviar semanalmente una persona de su hogar para realizar zanjas y apoyar en la construcción de la bocatoma y el tanque de almacenamiento. Empezó con 60 socios, hoy son 298, un aumento que implica nuevas dinámicas en temporadas de sequía.

A falta de presión: ¡Qué buena es La Unión!

“Con las temporadas de sequía en el municipio se disminuye el caudal de las quebradas y las fuentes de abastecimiento, lo que reduce la disponibilidad de agua para el consumo humano y el tema de agricultura y el sector pecuario. La recomendación siempre es que la sequía se puede mitigar, implementar las medidas para optimizar el agua, realizando ejercicios de educación a la comunidad, producción de las buenas prácticas agrícolas sostenibles y diversificación de las fuentes abastecedoras. Es importante y necesario, iniciar un camino de exploración de nuevas alternativas con los acueductos veredales”, argumenta Luisa Jaramillo, coordinadora ambiental de la Empresa de Servicios Públicos del municipio de La Unión.

La comunidad de la vereda La Almería, ante esta problemática, unió fuerzas y lograron una solución tan elevada como su compromiso comunitario. La mesa directiva del acueducto propuso realizar convites, recolectar fondos y ser puente para llevar esperanza a las zonas altas. “Empezamos a analizar el lugar dónde vivíamos y las posibilidades que teníamos. Sabíamos que, al momento de colocar el servicio, las primeras partes que se abastecerían serían las partes bajas y debido a eso, el agua pasa por todas las zonas bajas y al final, llega a las altas. El agua va disminuida y no tiene la presión suficiente para llegar a la parte alta de la vereda … ¡Ahí está la clave! La zona alta, debíamos elevar esta presión, dejarla en un solo lugar”, expresa José Omar Londoño, presidente de la Asociación de Usuarios del Acueducto de la vereda La Almería.

Ana, le tengo una propuesta que sé que le va a gustar. ¡Le voy a tirar el agua por lo alto!, le dijo José Omar a Ana Cristina.

¡No me diga que me va a subir más el agua!, respondió.

No, algo mucho mejor para todos. Hasta plata le voy a prestar, consígase dos peones que mañana vengo a mostrarle qué vamos a hacer, dijo José Omar.

Ana Cristina fue la primera persona en la que pensaron para iniciar con la ejecución del proyecto: construir tanques de 1000 mil y 2000 mil litros, subidos en una superficie de 4 o 5 metros de altura. Un tanque elevado que permitiera almacenar agua, cuando en las partes bajas disminuyera su consumo. Conectarían la tubería del tanque a la vivienda, para que este, abasteciera el hogar, garantizando que la comunidad tuviera dos percepciones:

Con el agua almacenada en el tanque, una familia podría abastecerse de agua por más dos días.

La comunidad debía hacer uso consciente del agua, cuidar el recurso hídrico, pues sí consumían los litros disponibles en el tanque, quedarían sin agua hasta que este vuelva a llenarse.

“El agua no es infinita, a veces no concebimos lo que hay detrás de abrir una llave y consumir agua potable. Debíamos construir los tanques con ellos, mostrarles el proceso y entender juntos todo el esfuerzo que implicaría abrir sus llaves en casa y tener el servicio, pero desde la consciencia de cuidarlo”, expresa José Omar Londoño.

Harían algo que, al parecer sencillo, compartía un objetivo común: unir fuerzas para que amigos y vecinos, tuvieran agua. Con palos hechos en madera inmunizada o material como cemento, varilla o bloques, idearon las estructuras de manera artesanal. Así, construyeron el tanque de Ana Cristina. En una superficie plana, con palos de madera que tenía en su hogar y un poco de ingeniería popular y solidaridad.

José Omar, junto a John Jairo Pérez, tesorero del acueducto, revisaron la posibilidad de financiar estos tanques para la comunidad. “Tenía que ser una cuota sencilla, decidimos que cada familia eligiera el valor de su cuota, según su capacidad e ingresos. La mayoría, paga $20.000 mil pesos, sin interés y al plazo que deseen. Nos tenemos que ayudar entre todos”, afirma.

Con esta idea llevaron calculadora, metro y palos a cada casa dónde recomendaban tener el tanque. El proyecto empezó hace año y medio y entre el voz a voz y la visita a las viviendas para explicar este método, han construido 11 tanques en las zonas altas y sigue fomentando la iniciativa. Ahora, el reto es conseguir alianzas para financiar los que hacen falta.

El acueducto financia los tanques y las familias, de manera artesanal, pueden realizar su estructura base con la ayuda de todos. Algunos, han decidido hacerlo con lo que tienen en casa, otros han construido en material. El acompañamiento a estas familias se suma a las capacitaciones para la comunidad, la asesoría para recolección y uso de aguas lluvias, entre otros. A su vez, realizan jornadas de sensibilización del uso del agua y siembra de árboles con los niños y niñas del Centro Educativo Rural La Almería.

“Al momento de instalar el tanque lo hacemos con las familias. Les explicamos que el tanque lleva un flotador que cuando se llena, no sube más agua hasta que vaya disminuyendo. Con esto, logramos que no se desperdicie el agua y la comunidad cuide lo que tiene. También, les recomendamos recolectar aguas lluvias para las labores domésticas. Esto permite que el agua del tanque sea usada para consumo humano. Poco a poco han aprendido, muchos recogen agua para asear el hogar y lo usan hasta para el baño”, expresa Fabio Arboleda, fontanero del acueducto.

¡Volvieron los convites a llevar agua a la vereda La Almería!

Hoy los tanques representan un símbolo de autonomía comunitaria y lograron mejorar la calidad de vida de quiénes han decidido construirlos. Ana Cristina, junto a su esposo y sus dos hijos, financiaron el tanque y con cuotas de $20.000 mil pesos mensuales siguen pagando.

“Lo que para muchos es natural, para otros es todo un desafío. Nuestra vida antes de tener el tanque era complicada, iba a salir a trabajar, abría la llave y ni una gota. Debía organizar la casa, arreglarme y hacer comida. Era complejo. Debía pasar todos los días dónde los vecinos para pedir agua. Antes del tanque podría quedar todo el día sin agua, en la vereda, la última parte que llegaba era acá. Decidimos hacerlo, la estructura la construimos nosotros mismos con madera que teníamos. No es tan costoso para el beneficio que presta. Ahora, ya no me preocupo porque siempre tengo agua, eso sí, la cuidamos como lo más preciado. No nos gusta mantenerlo lleno, siempre a la mitad, lo ponemos a llenar con frecuencia. Así siempre tenemos y no desperdiciamos agua. Todos en la casa aprendimos a hacerlo”, expresa Ana al lado de su tanque.

ABC para realizar tanques elevados en la ruralidad

El acueducto ha acompañado a otros acueductos del municipio, como Pantalio, contando sus estrategias para mejorar la calidad de vida de las comunidades desde el servicio del agua. Este es un paso a paso que han compartido con los líderes vecinos:

Tener un espacio en el predio dónde construir la estructura (debe medir 1 metro y medio cuadrado).

Hacer convites para realizar los cimientos para las bases (palos, bloques, madera, cemento o varilla).

Instalar la tubería con apoyo del acueducto.

Para que tengan el agua en todas las casas deben modificar el contador, adaptando un tubo que sale para llenar el tanque y otro que entra para la distribución en la vivienda.

Cada 2 o 3 meses debe hacerse un lavado especial guiado por el fontanero del acueducto.

Revisar constantemente la tapa del tanque para evitar que caiga suciedad.

Según la organización WWF, el 70% de la superficie del planeta es agua y solo el 1% está disponible para el consumo humano. Esta cifra, sin duda, alerta sobre la importancia del cuidado y preservación del recurso hídrico y desata nuevos desafíos para el país y, en este caso, para los acueductos veredales. Con esta estrategia de tanques elevados en las zonas altas de la vereda, han dado pasos de solución, no sin antes, concebir que el aumento de la población por los nuevos asentamientos causó la demanda de nuevos puestos de agua. Hoy, la vereda de La Almería es una de las que tienen mayores usuarios en el municipio de La Unión, lo cual, los llevó a construir un nuevo tanque que logra almacenar 175.000 mil litros de agua y abastecería entre 4 y 5 horas adicionales en temporada de sequía y, en temporada regular, permite que el agua esté todo el día. “Que las personas de las zonas altas tengan sus tanques nos permite disminuir los recortes de agua sí llega una nueva temporada de sequía. Seguimos preparándonos y construyendo juntos para mejorar cada día”, finaliza José Omar Londoño, presidente de la Asociación de Usuarios del acueducto de la vereda La Almería.