Logo Comfama
Ayuda

¿Cómo reflexionar sobre las Ciudades Inteligentes desde su propósito?

galeria13
¿Cómo reflexionar sobre las Ciudades Inteligentes desde su propósito?

En el marco de la Cátedra Universociedad, una iniciativa de la Universidad Nacional de Colombia Sede Medellín, Comfama y ANDI, Seccional Antioquia para impulsar la divulgación de conocimiento y contribuir al fortalecimiento del liderazgo en las empresas, realizamos la conversación Ciudades inteligentes para la integración territorial y la calidad de vida, en seguimiento a una serie de temáticas que hemos tratado como sostenibilidad, innovación, mujer y sociedad, convergencia tecnológica, agrotecnología y capitalismo consciente.

Para esta sesión participaron Fabián Beethoven Zuleta, profesor de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional de Colombia, Sede Medellín; Eduardo Bobadilla,ingeniero eléctrico y electrónico del Instituto Tecnológico de Monterrey, directortecnológico de la empresa OrkanTek;y Enrique León, ingeniero electrónico y de comunicaciones de la Universidad Tecnológica de México,Consultor Senior en Industrias 4.0 del Centro de Tecnologías de Antioquia.

Las ciudades latinoamericanas enfrentan hoy desafíos globales sin precedentes. La concentración de la población en zonas urbanas avanza de manera acelerada. Según datos del Banco Mundial sobre las tendencias de hoy, para el año 2050, 7 de cada 10 personas vivirá en zonas urbanas. Esto implica un reto de sostenibilidad de los territorios, en cuanto a su capacidad de soporte con los recursos naturales y antrópicos disponibles para proveer de las condiciones de agua, aire, espacio público, movilidad, sanidad, equipamientos, educación y actividad económica, necesarios para esos niveles de concentración de población. Y, además, supone también un desafío enorme contar con la institucionalidad pública y privada necesaria para la organización y administración de las dinámicas urbanas y la organización de la vida social de poblaciones que se cuentan por millones. En cuanto a sostenibilidad ambiental, las ciudades representan más del 70% de las emisiones mundiales de carbono y entre el 60% y el 80% del consumo de energía.

Frente a la magnitud y la urgencia de este desafío, los gobiernos, la academia y las empresas se orientan hacia la búsqueda de alternativas para el manejo de la complejidad de los niveles y los aspectos que implica, mediante la articulación de conocimiento, tecnología y capital social hacia soluciones integrales. Y en ese camino se ha llegado al concepto de Ciudades Inteligentes, que abre hoy un horizonte para asumir este futuro inmediato.

Frente a la integración de este ecosistema con la participación ciudadana, el profesor Zuleta señaló que puede ser un orientador de procesos de planificación del territorio a largo plazo, tal como se aplicó en la formulación del Plan Territorio Inteligente y Sostenible 2030, para el Área Metropolitana del Valle de Aburrá, en el que se trabajaron seis áreas de aplicación de las tecnologías y generación de nuevas infraestructuras: urbanismo y cambio climático, gestión de la edificación inteligente, eficiencia hídrica y energética, gestión de los residuos, movilidad, y participación ciudadana. Y estas áreas, a su vez, son transversales e involucran en sus procesos a seis ámbitos de la vida de la gestión de la ciudad: gobierno, economía, ciudadanía, sostenibilidad, movilidad y bienestar.

Complementariamente, Bobadilla indicó cómo el concepto de ciudad inteligente se basa en el Internet de las Cosas, con el fin de conectar la información como insumo para la toma de decisiones y, así optimizar soluciones para los servicios orientados ciudad. Incluso, esta serie de articulaciones nos permiten trascender este término hacia la sustentabilidad y la circularidad.

En este sentido, León resaltó un tema relevante en este concepto y es el propósito de su aplicación, “partiendo del término en inglés Smart City, el término Smart utiliza otros matices adicionales que aplican muy bien a un territorio o una ciudad y va un poquito más allá: utilizar la inventiva, utilizar los recursos que tenemos a la mano, tener un plan de acción inmediato y, sobre todo, tener soluciones sofisticadas o que tienen cierta elegancia”. Y desde este marco hizo todo el énfasis en que “la persona es la pieza central de una Ciudad Inteligente. Solamente puede llamarse un territorio inteligente, si tiene como prioridad la mejora de la calidad de vida y el bienestar de la gente.” Y de estos elementos él desprende que la inteligencia de las ciudades no reside tanto en la tecnología de sus instrumentos, como en la calidad de sus propósitos para el desarrollo del territorio y el bienestar de sus habitantes.

En un sentido muy próximo al presentado por el profesor Zuleta, León citó el modelo de abordaje basado en la propuesta del Centro de Investigación español Tecnalia, que propone seis dimensiones, con ejemplos de sus posibilidades: el medio ambiente, que se aplica al manejo de temas como las zonas verdes y a reducir las emisiones contaminantes; la movilidad, con el manejo del transporte público con sus sistemas integrados, las zonas y horarios de carga y descarga, la semaforización inteligente y los sistemas de bicicletas públicas; el bienestar, al definir, por ejemplo, cómo se está atacando la pobreza; la economía, desde el manejo de impuestos y la atracción de inversiones hasta crear una economía digital creativa y circular, que aglutine lo urbano y lo rural; la gobernanza, al mejorar la transparencia y la apertura de datos; y la ciudadanía, al trabajar para mejor educación, salud y cultura.

El conocimiento experto que se activa en un proceso de construcción de una Ciudad Inteligente es una condición esencial para alcanzar resultados y transformaciones real es que respondan a los desafíos de los procesos de urbanización. Y el primer rasgo de ese proceso es la transdisciplinariedad de las ciencias y el conocimiento colaborativo, en aras de generar vínculos sinápticos de conectividad entre saberes hacia sus aplicaciones en el mundo empresarial, en el mundo productivo, y en el mundo del trabajo. En la aplicación de este conocimiento intensivo, León propuso nueve roles que debe cumplir la tecnología: toma de decisiones rápida basada en datos; intervenciones efectivas y medibles; modelos participativos de gestión; entornos de formación avanzados; integración y protección de colectivos; soporte a las apuestas productivas; innovación abierta internacional; seguimiento a los Objetivos de Desarrollo Sostenible; y trabajo en red.

En conclusión, en esta reflexión los expertos coincidieron en que el sentido del proceso tecnológico es trabajar integralmente en mejorar la calidad de vida de los ciudadanos, a la convivencia y el desarrollo sostenible. Esto supone un reto inmenso en el cambio de paradigmas culturales de la política y de la economía, así como del papel de la ciencia y la tecnología en la sociedad, para que se dé una adecuada apropiación y uso social extendido de las oportunidades y posibilidades de lo que son las Ciudades Inteligentes para el desarrollo sostenible de los territorios y el bienestar. Así como para el pleno ejercicio de las potencialidades y capacidades que hay en cada persona.

Ver conferencia aquí