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¿Cómo funciona nuestro cerebro al momento de tomar decisiones financieras?

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¿Cómo funciona nuestro cerebro al momento de tomar decisiones financieras?

Entendamos la economía del comportamiento

Tomar decisiones sobre el dinero parece una tarea racional: comparar opciones, evaluar costos y beneficios, ajustarnos a un presupuesto y elegir lo más conveniente. Sin embargo, la realidad encierra más puntos. Nuestra mente está llena de atajos y emociones que influyen en nuestras elecciones, muchas veces sin que lo notemos. Aquí es donde entra en juego la economía del comportamiento, una disciplina que estudia cómo los factores psicológicos y sociales afectan nuestras decisiones financieras. Nos ayuda a entender por qué, a veces, gastamos más de lo planeado, postergamos el ahorro o nos dejamos llevar por impulsos en lugar de seguir un plan.

¿Por qué no siempre elegimos lo mejor para nuestras finanzas?

Si alguna vez has decidido ahorrar y terminaste gastando ese dinero en algo impulsivo, o te ha costado resistirte a una oferta que no necesitabas, no estás solo. Nuestro cerebro tiende a priorizar las recompensas inmediatas sobre los beneficios futuros. Por eso, muchas veces preferimos la gratificación instantánea en lugar de mantenernos firmes en nuestras metas de ahorro o inversión. Además, solemos tomar decisiones económicas basándonos en información reciente o experiencias personales, en vez de datos objetivos. Por ejemplo, si escuchamos sobre alguien que tuvo éxito invirtiendo en un activo riesgoso, podemos creer que nosotros también lo lograremos, aunque las probabilidades no sean tan favorables. Este es un ejemplo del "sesgo de confirmación", donde buscamos información que confirme nuestras creencias preexistentes, ignorando la evidencia contraria.

Claves de la economía del comportamiento

Para comprender mejor cómo funciona nuestra mente en las decisiones financieras, revisemos algunos conceptos clave:

  • Atajos mentales y memoria selectiva: tomamos decisiones basados en la información más fácil de recordar, en lugar de analizar todas las opciones disponibles.

  • Capacidad limitada de análisis: no siempre consideramos todas las alternativas antes de decidir, ya sea por falta de tiempo, información o simplemente porque confiamos en nuestro instinto.

  • El peso de las emociones: sentimientos como el miedo o la euforia pueden llevarnos a gastar más o a evitar riesgos que en realidad podríamos asumir.

  • Rechazo a las pérdidas: nos afecta más perder dinero que la satisfacción que nos produce ganarlo, lo que puede llevarnos a tomar decisiones poco acertadas por miedo a perder.

  • El impacto del entorno: la forma en que se presentan las opciones influye en nuestras decisiones. Por ejemplo, si en un restaurante hay una opción destacada como “recomendada”, es más probable que la elijamos.

¿Cómo tomar mejores decisiones financieras?

Afortunadamente, reconocer estos sesgos nos ayuda a mejorar nuestra relación con el dinero. Algunas estrategias útiles son:

  • Automatizar el ahorro y la inversión: de esta manera, reducimos la tentación de gastar en cosas innecesarias.

  • Pensar en el futuro como si fuera el presente: visualizar nuestras metas financieras a largo plazo con claridad nos ayuda a darles más importancia.

  • Evaluar las decisiones con calma: antes de hacer una compra o inversión impulsiva, tomarnos un tiempo para reflexionar puede hacer la diferencia.

  • Establecer reglas personales: como limitar el uso de tarjetas de crédito o definir un porcentaje fijo de ahorro cada mes.

Recomendación final

Presta atención a las frases que repites casi sin darte cuenta: “Me lo merezco”, “Para eso trabajo”, “Uno se muere y nada se lleva”, entre otras. Aunque parecen inofensivas, son atajos mentales que influyen en tus decisiones financieras, por lo tanto, en tu realidad económica. Ser conscientes de ellas es el primer paso para tomar el control y construir una relación más saludable con el dinero. La economía del comportamiento nos muestra que no siempre tomamos decisiones racionales. Sin embargo, al entender cómo funciona nuestra mente, podemos aplicar estrategias que mejoren nuestra salud financiera y nos ayuden a tomar decisiones más alineadas con nuestros objetivos.

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