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Historias de voluntarios: acompañando a las personas y familias con una llamada de amor y cuidado

Voluntariado
Historias de voluntarios: acompañando a las personas y familias con una llamada de amor y cuidado

Una palabra, una ilusión, un abrazo, una forma de curar. Acompañar no se limita al plano físico, esa es, sin duda, una de las grandes enseñanzas que esta época incierta nos ha dejado. Un gesto tan simple como una llamada puede cruzar fronteras, conectarnos en la distancia y sanar aquello que aqueja el alma. Las palabras son magia y arte, curanderas y artesanas, son la puerta hacia un sinfín de posibilidades para reconocernos, reconocer al otro y acompañarnos desde el amor y el cuidado. 

En Comfama reconocemos el poder sanador de una buena conversación, por eso, desde nuestro voluntariado acompañamos a las personas, familias y empresas antioqueñas en estos tiempos difíciles. Desde el amor y la empatía, conectamos talentos y habilidades al servicio de quien los necesita. 

Más de 900 idealistas han hecho parte de este programa de acompañamiento, entregando su tiempo y talento. Estas son algunas historias de voluntarios que se han conectado de forma profunda con las personas y familias. Algunos de ellos nos comparten cómo en este proyecto más que dar, han recibido. 

Una llamada inesperada 

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“-Buenas noches, doña Bernarda, soy Omar de Comfama y hoy te llamo para saludarte y saber cómo estás- …así comienza la llamada que pretendía acompañarla de la manera más amorosa, pero resultó que el acompañado, fui yo. 

-Soy Bernarda, tengo 84 años, soy viuda hace más de 10 años, no tengo hijos, ni nietos, tengo una sobrina, que de vez en cuando viene a darme vuelta y a reclamarme mis medicamentos-, lo dice en tono de risas, como burlándose de su situación.  

No había sido un buen día para mí, el teletrabajo, la universidad y el encierro me tenían un poco acelerado. El escuchar esas palabras me hicieron reflexionar, - me la paso encerrada, pero vivo feliz, a veces hago costura, realizo vitrales, leo la biblia y, lo mejor de todo, vendo dulces y cositas, lo hago desde mi ventana para recibir la visita de mis vecinos, quienes se acercan con cada historia; soy la consentida de mi cuadra y me convertí en los oídos de los que a veces no tiene quien los escuche. 

El ánimo y el positivismo me fue contagiando, la manera en que se expresaba me llenó el corazón, le dije que escucharla era lo mejor que me había pasado ese día, ella se encargó de llenarme de esperanza. 

Hablar con doña Bernarda, quien vive en una profunda soledad y que se las ingenia para sacarle el mejor provecho a la vida, me permitió reafirmar que somos privilegiados de todo lo que tenemos y que quejarnos no soluciona nada. Hablamos por más de 15 minutos, los cuales recuerdo con cariño, pues a veces pretendemos dar y no sabemos cuánto terminaremos recibiendo…”. 

Omar David Ríos Cárdenas, voluntario acompañamiento amoroso. 

Plenarios: enseñanza y amor 

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“Evocando mis mejores llamadas, puedo nombrar los sonidos de amor al escuchar la voz de cada plenario contactado, mi corazón se pone multicolor, no pienso, solo siento. En cada matiz de sus palabras teñidas de emociones, sonrisas, preguntas, silencios y bendiciones mi ser se conecta con la energía de la sabiduría, ellos me enseñan las palabras: esperanza y amor, le dan confianza a mis días; con sus palabras de abuelos me conectan a la gratitud de poder escucharlos y darme cuenta de que mi corazón puede ser multicolor”. 

Viviana Martínez Pérez, voluntaria del acompañamiento amoroso. 

Voluntariado Comfama

¿Ya conoces nuestro Voluntariado Comfama?

A través de este programa conectamos la solidaridad y talento de las personas para acompañar y cuidar en la distancia a quienes más lo necesitan. Escuchamos y orientamos desde el amor y la empatía.