Allí, entre el desierto y el mar, el mundo onírico y los tambores se unen en las yonnas, las hamacas, el friche y las palabras wayuunaiki. La reverencia por la vida se siente en el viento, mientras la memoria se disipa en el reflejo del sol. La Guajira es un territorio místico, extraordinario para quienes no lo conocen y amoroso para los que están dispuestos a hacerlo.
Bajas montañas y planicies semidesérticas enmarcadas por la particularidad del clima seco tropical configuran el paisaje de la región más septentrional de Suramérica. El viaje en esta geografía es una travesía insondable por terrenos amplios en los que es complejo establecer ubicaciones o distancias.
El tiempo, las dudas y las certezas entran en un letargo que les abre espacio a las reflexiones profundas, al son de las olas de un Caribe vehemente que baña casi 400 kilómetros de zona costera. Y, como si fuera poco, su guardián es el pueblo Wayúu, la etnia ancestral más grande de Colombia. ¿No suena, acaso, como un lugar que llama ser conocido, reconocido y disfrutado?

Sitios turísticos de La Guajira
Si estás planeando visitar La Guajira, al primero que debes preparar es tu corazón. Permítele vivir sensiblemente la inmensidad del norte de Colombia, sus historias, contrastes y colores. Lo siguiente es establecer tu ruta de viaje, pues este departamento está repleto de lugares, planes y sitios de interés.
Riohacha, la capital
Puedes comenzar tu travesía en Riohacha, su capital. Allí te recomendamos conectarte con la calidez de la cultura costeña y su vallenato, recorrer el Centro Histórico y caminar por el malecón, en el que se venden artesanías, mochilas, accesorios, telares y cuadros.
Sala Abierta de Arte, Historia y Cultura
La Sala Abierta de Arte, Historia y Cultura de La Guajira puede interesarte: está ubicada en el parque Nicolás de Federmann, por el Callejón de los Capuchinos. Allí diversas obras relatan la historia de Riohacha y el origen del departamento.
La cultura Wayúu
A las afueras del municipio te sugerimos tener tu primer acercamiento con la cultura Wayúu. Aprender sobre sus tradiciones, técnicas de tejido y cocina, sus bailes y cosmovisión es posible en diversas rancherías cercanas. ¡Por ahora, comienza practicando estas expresiones en wayuunaiki!
Hola - Anshipia
Amigo - Atünajutü - tatujutupia
Por favor - Payajuanaluth tamin
Gracias - Anayash

El Cabo de la Vela y la Alta Guajira
Luego de descubrir Riohacha, emprende una travesía hacia el Cabo de la Vela. ¿Sabías que su nombre proviene de que, en 1499, fue, avistado por Alonso de Ojeda, quien creyó ver a lo lejos la blancura de una vela?
Esta travesía da paso a la Alta Guajira, donde el terreno es árido, la brisa fuerte y permanente y la temperatura es alta en el día y baja en la noche.
En el trayecto, asegúrate de parar y dedicar unos minutos a disfrutar de estos sitios:
Salinas Manaure: 150 familias son propietarias. Cada una es dueña de una charca y de allí extraen cada 45 días su producción.
Uribia: es el más extenso del departamento, denominado también Alta Guajira. Abarca los corregimientos de El Cabo de la Vela y Punta Gallinas. También es llamado “la capital indígena de Colombia”, pues la comunidad Wayúu habita este territorio desde la época precolombina.
Playa Arcoíris: este es un escenario único. Las fuertes olas golpean contra las rocas que delimitan la zona costera, así que el agua que choca la pared de piedra sumada a la luz del sol forma pequeños y fugaces arcoíris. Este fenómeno se produce por refracción cuando los rayos solares atraviesan las gotas de agua que se encuentran suspendidas en la atmósfera. ¡Las fotos allí son hermosas!
Pilón de Azúcar: el Pilón es un promontorio blanco, escarpado y enclavado en el mar, en el que el viento ha forjado las piedras y todo a su paso. Tiene una vista de 360 grados, y desde allí se puede observar el paisaje pintado en tonos café, amarillo y rojos combinados con las tonalidades de verde y azul del mar. El ascenso hasta la cima dura aproximadamente 15 minutos.
Playa Ojo de Agua: esta zona es apta para bañistas. El terreno es escarpado, de arena gruesa y en el fondo del mar yacen piedras sueltas. Allí puedes realizar una pequeña caminata hasta el “cerro de la punta”.
Faro del Cabo de la Vela: calcula tu día para visitarlo a la hora del atardecer.

En el Cabo de la Vela puedes pasar la noche en una ranchería y así aprender en reverencia, respeto y convivencia directamente de la etnia Wayúu. Generalmente, la misma comunidad realiza conversatorios con los visitantes en los que responden preguntas sobre sus tradiciones y comparten un encuentro en el que el diálogo y el reconocimiento son los protagonistas.
Punta Gallinas
El viaje continúa al día siguiente, esta vez hacia Punta Gallinas. En el trayecto, disfruta de:
Bahía Portete: un extremo de tierra que se adentra en dirección noroeste al mar y que cierra un conjunto de accidentes que conforman una bahía de la península. ¡Un paisaje único!
Dunas de Taroa: formaciones de arena que se han levantado a la orilla del mar Caribe y que, con la ayuda del viento, va modificando segundo a segundo el paisaje. Aquí puedes, además, darte un baño en el mar.
Faro de Punta Gallinas: desde 1989 funciona como guía para navegantes y se encuentra ubicado cerca del punto 0 al norte de Colombia. ¡Mide 18 metros!
Bahía Hondita: en este lugar confluyen canales marítimos que en otro tiempo sirvieron para el intercambio de mercancías. También es la ruta para disfrutar del avistamiento de flamencos.
¿No son asombrosas las posibilidades de visitar La Guajira? Cada parada trae su magia y sus relatos. ¡Pero eso no es todo!
Parque Eólico Jepirachi y la Playa Mayapo
De vuelta a Riohacha, no olvides pasar por el Parque Eólico Jepirachi, ubicado entre los corregimientos Cabo de la Vela y Puerto Bolívar, el primero para la generación de energía eólica construido en el país. Además, disfruta de la Playa Mayapo, un balneario de locales y turistas que, al ser un lugar poco visitado, se convierte en una playa muy limpia y tranquila.

Santuario de Flora y Fauna Los Flamencos
Por último, visita el Santuario de Flora y Fauna Los Flamencos, en el corregimiento Camarones, cerca de Riohacha. El viaje se hace a bordo de un bote artesanal con vela de lona movido por el viento y la experticia de los pescadores guías, hasta encontrar aquellas aves rosadas aparcadas en la laguna. ¡Recuerda que el silencio y la calma es la mejor forma de respetar su hábitat!
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Lee Cuatro años a bordo de mí mismo,de Eduardo Zalamea Borda (1934), un relato autobiográfico de un joven que parte a sus 17 años desde Bogotá hasta La Guajira. El peregrinaje de la ciudad al desierto se convierte en este libro una nueva forma de significar la vida y la muerte. ¡Disponible en nuestra Biblioteca Digital!