Su madre Elvia era una mujer aventurera. Se soñó una casa frente al mar en la que no faltara el horizonte infinito, el agua, el alimento y la paz. Llegó al Pacífico colombiano siguiendo el llamado y se encontró con una playa oscura, exuberante, poderosa, húmeda y fértil. Sus granos de arena parecían hablarle: no eran blancos, como los caribeños, pero alojaban en ellos riachuelos dulces y manifestaciones de la vida en todas sus formas.
"Ir al cielo no es fácil”, eran las palabras que Elvira le susurraba a su hijo cuando atravesaban juntos al sol y al agua los 14 kilómetros que quedaban entre ese paraíso, El Almejal, y el aeropuerto de Bahía Solano. En ese entonces, César Isaza era apenas un bebé y, como mangle, comenzó a echar raíces en agua salada.
El Almejal Ecolodge, un ecohotel espectacular en Bahía Solano
Aquello fue hace más de 40 años y, entre invitaciones a amigos y familiares, la cabaña escondida se convirtió en un lugar para compartir. Hoy, bajo la dirección de César, El Almejal Ecolodge & Rainforest Reserve es uno de los sitios de hospedaje ecológico más reconocidos de América, dos veces primer lugar en el Premio Nacional de Turismo Sostenible y reseñado por la OIT como uno de los 65 mejores casos de ecoturismo en el mundo.
César, tras crecer conectado con el vaivén del océano y la espectacular visita anual de las ballenas yubartas, estudió Administración de Empresas Turísticas, se especializó en Turismo Ecológico y luego hizo un diplomado en Metodologías Cero Emisiones. Como un alumno con una mochila a su espalda, al igual que un viajero, fue recogiendo saberes y prácticas que hoy incorpora día a día en las dinámicas de El Almejal.
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Bahía Solano, un paraíso en el pacífico colombiano
“Vivimos en una constante búsqueda del balance entre el uso ético, sostenible y responsable de nuestros recursos naturales y la apuesta por una excelente experiencia de viaje para los visitantes”, cuenta César, orgulloso de la larga travesía con propósito que el eco hotel ha caminado. En esa línea, explica, El Almejal tiene cuatro principios rectores en todas sus prácticas:
Conservación
“Decidimos proteger el 80 % del área del lodge y declararla reserva natural. Son más de 47.000 metros cuadrados de bosque húmedo tropical en el que habitan miles de especies de pájaros, insectos, mamíferos y reptiles. Es asombroso que cada viajero explore y contemple a su ritmo las minúsculas mariposas que se confunden con orquídeas, los gigantes árboles y las formas de sus hojas, que no son producto del azar.
Además, somos pioneros en el país al desarrollar un programa que involucra directamente una especie vulnerable, la tortuga marina. En alianza con una asociación comunitaria llamada Caguama y, por supuesto, con los viajeros, hemos liberado más de 115.000 tortugas neonatas golfinas”.
Sostenibilidad
“Contamos con una planta de potabilización para que nuestros viajeros tengan agua potable gratuita durante su estadía. No vendemos nada que esté en botellas de plástico, latas o Tetrapak para cuidar las playas y la selva de los desechos que tardan años en biodegradarse. Tenemos una huerta orgánica con procesos de compostaje. Adecuamos todo lo que pasa en nuestro universo para que sea circular”.
Información y sensibilización
“Cada viajero despierta sus sentidos cuando escucha los conciertos del bosque, el arrullo del mar y la conversación de la selva. Pero, por supuesto, una cosa es caminar por los árboles y otra, saber las estrategias increíbles que tienen para sobrevivir; una cosa es ver las ballenas y otra, entender de dónde vienen, cómo hacen los ballenatos para tomar leche en el mar y para qué hacen toda esta travesía.
La información tiene valor inmenso y darles a los turistas datos apasionantes es el verdadero camino para la transformación y el asombro en su viaje. Por eso, nuestros recorridos tienen un alto nivel en su contenido pedagógico y científico. El aprendizaje sensibiliza y conecta desde lo hondo y lo profundo del ser”.
Promoción de lo local
“Parte del gran ecosistema del que hace parte El Almejal es la comunidad, son los seres humanos. Por eso contamos con proyectos de incubación de microempresas para que nuestros guías se conviertan en empresarios con sus conocimientos sobre la naturaleza y la cultura pacífica. Ya llevamos gestadas cinco microempresas que se traducen en un aumento de 6 a 7 veces del ingreso de estas personas, un impacto que trasciende a su vida familiar, a la tasa de empleo en la comunidad y a las capacidades instaladas que se multiplican”.
César, mientras detalla la oferta del eco hotel, se distrae con ternura admirando el atardecer. Para él, aún son motivo de sorpresa, contemplación y gratitud los colores cálidos de las nubes antes de anunciar la noche. Al son de las olas y con el corazón dispuesto a compartir lo que ha sido su vida, hace una invitación a los viajeros: visitar Bahía Solano, atreverse a recibir la huella que este destino deja en el alma y, a la vez, dejar una huella en el paraíso apostándole al turismo consciente.