El Málaga, un salón de música, memoria y plenitud
18 de Diciembre 2021
Añoranza, vitrolas, pianos y fotos. Teléfonos antiguos, rocolas, olor a tinto recién hecho y música, música todo el tiempo. Así es el Salón Málaga, un cuadro vivo que narra la Medellín de antaño entre tiples, guitarras y bandoneones a unos pasos de la estación San Antonio del Metro de Medellín.
Casi todas las familias medellinenses guardan en sus historias anécdotas sobre el Málaga: un baile orquestado que detonó el amor, una tarde de cafés que cambió el estatuto de clientes por el de amigos o un legado de abuelo a nieto con la dedicatoria de una canción.
¿Y cuántas historias no guarda el Málaga en sus pasillos? Ya han transcurrido 64 años en los que este bar ha sido testigo de una ciudad que se renueva en su infraestructura, en sus conversaciones y miradas.
La memoria hace parte de su ADN y se manifiesta en sus paredes y en los más de 7.000 vinilos de 78 pulgadas que conserva en su segundo piso. El artífice de este lugar del recuerdo es Gustavo Arteaga, el mismo que pasa sus días recibiendo pedidos especiales a través de papeles enviados desde las mesas para que al Salón lo inunde alguna melodía deseada.
Gustavo cuenta que siempre quiso “un barcito para poner la música fina”. Cuando llegó a la ciudad desde Caramanta, su pueblo natal, aquel anhelo se hizo más tangible al comenzar a trabajar con su hermano en un granero en La Toma. Luego se trasladó junto a su padre para Villa Hermosa y, finalmente, terminó en el entonces Café Cisneros, al frente del ferrocarril.
Sin embargo, él se soñaba un espacio para que los visitantes bailaran y pasaran tardes enteras escuchando canciones con sentimiento mientras tertuliaran al son del tango, que se estaba tomando las calles de Medellín. Encontró un lugar en Maturín con Abejorral y lo compró por 7.000 pesos. Se llamaba Bar Málaga cuando lo adquirió y, respetando su nombre, abrió el local como propio.
“Resultó ese negocito allá, pero a los 15 años todo se ensanchó por la remodelación de San Antonio, entonces me vine para acá, para el Salón Málaga que conocemos hoy. Yo empecé con música en la cabeza, con una canción de Los Cuyos que no se despegaba, y ya llevamos casi 50 años en los que no he parado de buscar discos”, afirma Gustavo con orgullo y lucidez.
Por el Málaga han pasado personajes como Belisario Betancur, Noel Ramírez, Esthercita Forero y José Barro, que compuso una canción en la misma sala de la casa de Gustavo, una vez que pasó diez días siendo homenajeado en Medellín.
Hubo una época en la que a diario se llenaba el Salón, a tal punto que Gustavo llegó a tener su cama en el local. Ahora entra a las 2 de la tarde, después de almorzar, y abre la discoteca hasta que se vaya la gente, a eso de las 9 o 10 de la noche. En su casa, para cuando quiere escuchar música, tiene una memoria USB con todas las canciones digitalizadas que pone a sonar en su televisión.
Durante 2020, que fue un año tan difícil para los establecimientos comerciales, la ciudad entera se unió para conservar el legado del Málaga. “La gente llamaba para ver qué había que hacer con tal de que el Salón no tuviera que cerrar. Es una cosa exagerada, se asomaban por la ventana para ver que todo estuviera igual. El Málaga es un lugar querido”, relata Gustavo.
Entonces, en sintonía con la adaptación de la humanidad en medio de la incertidumbre, el Salón inició una serie de tertulias y videos En vivo por su canal de YouTube. Poco a poco, a medida que la reactivación se multiplique en los diversos sectores económicos, Gustavo sueña con que vuelvan las clases de canto y baile en la planta baja. “Me gusta que la gente venga, además de disfrutar, a aprender a bailar y cantar”, dice.
Una cita con el Salón Málaga
Escucha a Gustavo conversar con el responsable de Servicios Organizacionales de Comfama, Lucas Yepes, desde el Salón Málaga. Un viaje en el tiempo, unas dedicatorias de antaño, un recordatorio de los lugares de la memoria y la plenitud:
¿Quedaste con el corazón inspirado y el oído dispuesto a recorrer los sonidos, las letras y los sentimientos de la música "fina", como le dice Gustavo a los tangos, óperas, bambucos, zarzuelas, habaneras, boleros, criollas, gaitas, porros y valses que suenan en el Salón Málaga? Sírvete un café y dedica 30 minutos de tu tía a gozarte estas canciones de antaño: