¿Y si hacemos de la Tierra nuestra pedagoga? 10 lecciones de Abadio Green
01 de Julio 2022
No solo está en los árboles y en los ríos, en los huracanes y los tiempos de cosecha. Está también en las paredes de cemento, que viene de la arena y la roca, en nuestra ropa hecha de algodón y en la silla de madera que nos sostiene. Está en el acto vital de respirar, en las uñas que cada día crecen de los dedos y la sangre que bombea el corazón… está en todo, afuera y adentro. Somos la naturaleza.
Según Abadio Green, líder del pueblo originario Gunadule y doctor en Educación, bastaría recordar esto para “vivir en armonía con el cosmos” y asumirnos en unidad con todo lo que nos rodea. Partiendo de este saber ancestral, Abadio desarrolló la Pedagogía de la Madre Tierra, un esfuerzo intercultural clave que busca que, desde nuestra formación, entendamos la naturaleza no como un recurso sino como todo el territorio de la existencia, incluyendo la propia.
Abadio ha recorrido un largo camino durante su vida divulgando los conocimientos de los Abuelos y Abuelas, como llaman los Gunadule a las personas mayores de 6'0 años, y haciéndolos parte de los materiales curriculares de la educación regional. Para dialogar entre los saberes ancestrales y los occidentales, se formó como teólogo, filósofo y magister en Etnolingüística. Actualmente es coordinador del Programa de Educación Indígena de la Universidad de Antioquia.
Cuenta que hoy, a sus 62 años, se prepara para gobernar su comunidad, en la que es reconocido como un hombre sabio no por sus títulos sino por la forma en la que siembra la tierra, por su profunda búsqueda de la armonía y su voz serena y pausada con la que comparte genuinamente cuentos, cantos y lecciones con quien esté dispuesto a escuchar.
Y tú, ¿también quieres escucharlo? Conversamos con él sobre la plenitud, el amor, la educación y el lenguaje. Inhala, exhala y dispón tu corazón a recibir su palabra honrando la naturaleza que eres.
De esta conversación nos quedamos con 10 lecciones:
Sobre la armonía con la Madre Tierra
1. “Para nosotros no existen las palabras ‘medio ambiente’ ni ‘recursos naturales’. Entendemos que nosotros hacemos parte de ellos”.
2. “La Tierra es una madre que nos ha acogido y nos abraza, y todo lo que está en ella es su tejido. Las montañas son sus Abuelas, el carbón es su placenta, el petróleo es su sangre, los ríos y las quebradas son las venas, el mar es su líquido amniótico y los árboles son sus latidos, que expulsan oxígeno y nosotros nos alimentamos y vivimos de eso”.
3. “¿Cómo puedo sentir la armonía, si desde mi casa de cemento no estoy en contacto directo con estos tejidos? Quiero decirles que todo lo que hay es de la tierra. Esos cementos salieron de una arena y unas piedras. En todos los libros, las sillas y el comedor están los árboles. Las telas, la ropa, las sábanas y las almohadas vienen del algodón. Nuestros lentes tienen partes de petróleo. Todo lo que existe tiene el tejido de la Madre Tierra, es cuestión de percibirlo y agradecerlo”.
4. “La armonía comienza por nuestro propio cuerpo. ¿Cómo estoy? ¿Cómo he tratado a mis pulmones y a mi estómago? ¿Cómo he tejido mi relación conmigo? Para tenerle amor a la Tierra, primero debo amarme a mí mismo”.
Sobre la plenitud
5. “En nuestras culturas originarias cuando llegamos a los 50 o 60 años consideramos que estamos en una edad privilegiada porque es la edad de la sabiduría, de la memoria colectiva. Todo lo que he aprendido desde el vientre, desde mi nacimiento, ya está en mi cabeza y en mi corazón para comentar, escribir y narrar”.
6. “Para los Gunadule, después de los 60 años es la época en la que se puede gobernar, por eso son nuestros Abuelos y las Abuelas los que gobiernan hasta hoy. Mi padre tiene 90 años y todavía sigue gobernando y aprendiendo. Todavía sigue sembrando y andando la tierra. Todavía sigue cantando”.
7. “No podemos olvidar agradecer la herencia de nuestros Abuelos y Abuelas, que se remonta hasta el Sol. Vivimos, existimos, es por ellos. Agradecer no necesita grandes cosas. Prendiendo una vela con intención podemos conectarnos con la gratitud”.
Sobre la educación
8. “Está haciendo falta la educación desde el amor. Necesitamos mucho más silencio para escuchar, para observar, para tejer, para salir del salón y conectarnos con el vientre del que venimos como el centro de todos los procesos de contacto, interpretación y reflexión del mundo”.
9. “Hay que seguir danzando, cantando, pintando, conversando y haciendo ceremonias. Ahora todo es científico, pero el arte y la gratitud son también conocimientos válidos”.
10. “En Colombia existían 153 lenguas originarias y ya solo sobreviven 65. Escucharlas, aprenderlas y reconocerlas es entender que en cada sonido está la memoria de un pueblo, en cada sílaba está su historia”.