Logo Comfama
Ayuda

Mi gran lección de vida

 medellin_a_solas_mi_gran_lección_de_vida
Mi gran lección de vida
Te demoras 0 minutos leyendo esta noticia

Todo comenzó en el mes de marzo, antes de iniciar el aislamiento preventivo obligatorio, mi madre y yo comenzamos a conseguir los medicamentos que nosotros utilizamos en nuestra casa y, claro, tener un poco de despensa para pasar los días; somos organizadas y tratamos de ser prevenidas para no pasar contratiempos, asegurándonos también de que nuestros familiares y amigos más cercanos estuvieran bien y comenzáramos este proceso de la cuarentena el 25 de marzo.

Ese día llegó. Recuerdo que los pies me temblaban, estaba ansiosa, con mis ojos a punto de llorar, helada, como si afuera estuviese nevando; pienso que eran los nervios del momento, en el cielo el helicóptero de la Alcaldía enfocaba con sus luces las calles, hizo sonar su sirena avisando que en contados minutos el aislamiento iniciaría, lo que hacía aquella escena más impactante. Mi madre, mi hermano menor y yo esperábamos impacientes en el balcón de la casa, mirando los carros pasar, pues mi otro hermano se encontraba trabajando y le faltaban pocos minutos para llegar a casa, mi novio en el celular también impactado por la situación. En mi mente tengo aquel recuerdo como si fuera ayer; luego de todo ese ruido, el silencio era total, en la cuadra donde vivo las casas se encontraban cerradas, las luces apagadas, todos resguardados evitando que un mal tocase a su puerta y arrasara con todo. 

A partir de ese momento, mi vida y la de todos cambió de una manera muy drástica; soy una persona que se adapta con facilidad a las situaciones que la vida me va presentando, pero esto, esto era otro nivel, y pensé que no lo lograría. A consecuencia de toda esta situación y el pasar de los días, brotaron muchos sentimientos en mí, parecía como una montaña rusa, unos días era optimista, otros melancólica, otros me encontraba agobiada, otros estresada, otros triste y demasiado sensible por tener lejos a mi novio Julián y por no poder compartir con mis otros familiares, amigos y, por supuesto, compartir con mi mejor amiga Elizabeth, y más aún me sentía mal, por no poder salir a trabajar tranquila como siempre lo hacía. Tuve días donde me encontraba extremadamente preocupada por el bienestar de mi madre Ivonne y mi hermano Fabio; ambos continuaron trabajando entre días y la sensación de perderlos generaba en mí una impotencia inmensa que no puedo describir con palabras, es como si me arrancaran la vida, el aliento o mi corazón y así pasaba la mayor parte del tiempo, aferrada a Dios; por otro lado, tenía días, donde me sentía vulnerable, muy vulnerable, de  pensar que mi hermano menor Cristián Camilo y yo enfermáramos de gravedad, ya que ambos sufrimos de asma, lo que genera cierto grado de presión y angustia.

En la televisión, los medios de comunicación no me ayudaban mucho la verdad, y al ver cómo en el mundo las cosas también iban cambiando a pasos agigantados, llegué a imaginar mi ciudad de una manera terrible, tipo “The Walking Dead”, la serie de televisión; sé que suena exagerado, lo sé, pero es lo que sentí en ese momento, y las imágenes, como las noticias, no eran nada alentadoras. 

En medio de toda esta situación, de mis subidas y bajadas, algo cambio en mí y llegó el día en el que comencé a hacer actividades de mi agrado: leer, hacer crucigramas, ver películas, etc., todo esto con el objetivo de ocupar mi mente en otras actividades diferentes a mis labores semanales y que, por supuesto, no estuvieran relacionadas con la pandemia.

Entendí también que el destino te da esas señales que necesitas para saber que es el momento exacto de hacer algo con tu vida, mi amiga Elizabeth es también mi compañera de trabajo, ambas tenemos pensamiento, actuar y esencia similar. Una mañana cualquiera me invitó a un reto de 21 días donde el propósito era hacerme cargo de todos esos sentimientos, malestares, tristezas que pudiese tener en mi vida; debo aclarar que he venido trabajando en varios aspectos hace mucho tiempo, por lo que su invitación me llamó muchísimo la atención, ya que empezaré un proyecto de vida donde no quiero llevar ningún tipo de sensación o sentimiento que pueda, de una u otra forma, afectarme emocionalmente.

No es bueno cargar con rencores del pasado, esto incluye sentimientos con familiares, con mi pareja, amigos, ex parejas, en fin; y comenzar esa sanación honesta desde lo más profundo de mi ser fue la mejor decisión que pude tomar para avanzar. Mi madre me ha enseñado a perdonar, a hacer agradecida con todo lo que tengo en mis manos y, por supuesto, a agradecer lo que voy a recibir. Creo firmemente en la fluidez de las energías, en el karma, en el tratar de hacer el bien al otro, y dar todo ese cariño y amor que tengo, esto me hace muy feliz, me reconforta y me demuestra que lo que uno siembra es lo que recoge. 

Por todas estas razones, inicié este curso, estaba llena de expectativas, cada día era un tema y un reto diferente, donde me enseñaron a ver este aislamiento como una oportunidad para sanar, meditar, soltar, perdonar, agradecer, recibir, proyectar, aprender y amarme, mucho más de lo ya lo hacía. Lo particular y lo mágico de todo esto, es que en una de las sesiones nos indicaron la importancia del perdón, el tema principal era perdonar a esa persona que nos había hecho daño en algún momento de la vida, escribir una carta con todos esos sentimientos, palabras sin decir, todas esas cosas que nos ayudan a liberarnos de ese peso. Yo tomé varias hojas de papel y empecé a escribir, sí, esta carta en particular iba dirigida única y exclusivamente a mi papá, hombre que se fue y dejó a su familia hace  aproximadamente 9 años. En este tiempo, mi familia y yo, pasamos por momentos muy delicados y demasiado difíciles, donde por poco perdemos a dos seres que amamos con nuestra alma. Confieso que jamás he vivido con los pensamientos de odio hacia él, sin embargo, sentía una decepción enorme y un dolor en mi corazón por muchas razones. Al terminar mi actividad debía quemar dicha carta y realizar una meditación guiada donde sentí una liberación enorme y una paz que no puedo  describir.

Y así sucesivamente pasaron los días y los retos, hasta que un domingo mi papá escribió, después de tanto tiempo, luego de tener una breve conversación con mi madre, ella me pasó el celular de mi hermano, me puse fría de manera inmediata, y empecé a llorar, y comprendí que era el momento de expresarle también todo lo que no había podido decirle, fue un momento incómodo para mí, pero muy liberador, tuve esa oportunidad de poner en alto la dignidad de mi familia, y desahogar mi alma por completo, agradezco a la vida porque es justa y cuando tu haces las cosas para sanar, sin desearle el mal al otro, te lo devuelve con bendiciones y grandes enseñanzas. A partir de ese momento estamos tratando de mejorar la relación de nosotros tres con mi papá, es un camino largo pero lo importante es que mi corazón y mi vida se encuentran plenas, mis hermanos y mi madre están muy bien, y la  tranquilidad que tenemos ahora no tiene precio.

Posterior a este suceso, viví y descubrí en mí una infinidad de habilidades que desconocía y que jamás imaginé que tenía, por ejemplo: celebré junto a mi familia mi cumpleaños el 28 de marzo, fue algo muy especial para mí, le preparé también un super cumpleaños a mi madre el 7 de agosto, lleno de sorpresa y atenciones de nuestra parte, y he hecho jardinería, he pintado mi casa con ayuda de mi madre, he cocinado, he jugado en línea con mi novio, mi hermano Cristian Camilo me enseñó a jugar Fornite (jamás pensé que aprendería), he visto tutoriales de maquillaje para practicar en mi madre y yo, hice un libro de aventuras con todos los momentos especiales que he tenido con mi novio Julián, escuché un audiolibro, leí otros dos libros, aprendí hacer atrapasueños con ayuda de Comfama, he apoyado a mi hermano en los en vivos que hace en la plataforma de Twitch, mi hermano me hizo un foto estudio en casa, he visto como mi mascota hace cosas tan dulces y graciosas en el día a día que no sé ni cuántos registros fotográficos tengo, vi películas con mi madre, con ayuda de un tutorial de YouTube aprendí a cortar el cabello jajaja siii!!! es algo loco de pensar, y se preguntarán si corté cabello realmente, pues claro!!! El de mi madre y el mío jajaja. 

Mirando todo este camino recorrido, veo que he hecho muchas cosas productivas los fines de semana y me siento con la energía suficiente de buscar más, de seguir siendo mucho más agradecida por todo lo que poseo, de seguir explorando, aprendiendo, descubriendo, con más ganas de alcanzar esos sueños y proyectos que tengo; gracias a estas situaciones me doy cuenta de que la vida es mucho más, la vida se hizo para ser vivida de manera feliz, y que independiente de cualquier situación debemos expresar a nuestros seres queridos lo mucho que los amamos, entendí mucho más el valor del amor de tu pareja, el valor de las verdaderas amistades, el valor del trabajo, el valor de la salud, el valor de la familia y el valor de todo lo que nos rodea.

Nada está asegurado y mucho menos podemos darlo por sentado, entendí que el estar prevenida y tener un paso adelante, ante alguna situación, no es ser exagerada como muchas otras personas piensan, por el contrario, es anticiparse a un suceso que puede ser más complicado de llevar si no se está preparado de alguna manera. 

Puedo decir con toda tranquilidad que me siento muy afortunada y bendecida, y, en este aislamiento, el destino me dio mi gran lección de vida, y de una manera muy amorosa y compasiva, he tenido momentos de aprendizaje que son muy enriquecedores para mí y que me llenan de gran satisfacción, pues voy por buen camino y espero llegar muy lejos.

Por: Katherin Vanessa Zuñiga