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Las crónicas del aguacate - Abril 7

El periodista y escritor Esteban Duperly dejó su vida en la ciudad para retirarse del ruido y concentrarse en la escritura de su segunda novela. La cuarentena lo llevó a un silencio total e inesperado, lejos de todo lo que hasta entonces sentía suyo. Este es un relato de los pensamientos de un hombre por un retiro deseado que se convirtió en forzado.

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Las crónicas del aguacate - Abril 7

Es el día dieciséis desde que empezó el aislamiento, aunque todos los días de cuarentena acá son muy parecidos: un único día, un lapso que se extiende, digamos, infinito. ¿Cuánto va a durar? Dos veces he estado perdido en el tiempo y no he logrado precisar la fecha. Por eso he tenido cierta sensación de naufragio; de que alguien me dejó acá, varado. ¿Quién me ha dejado abandonado y a mi suerte? Nadie. Pero mi mente está buscando un culpable.

Me suceden pocas cosas. Ayer saqué otro libro de mi biblioteca, cansado y aburrido de leer el que estaba leyendo. Elegí al azar Veinte mil leguas de viaje submarino y, ya muy adelante en las páginas, entendí la maroma de mi subconsciente: de todas las historias posibles elegí una sobre gente aislada en un submarino. La mente, de nuevo. El caso: en el solar de la casa hay un árbol de aguacates. Los he ido recogiendo aún verdes y muy duros y después los he dejado madurar a su ritmo, aunque a algunos los he envuelto en papel periódico, para ayudarles, y cuando cocino los pongo cerca a la parrilla para que ganen calor. Es como incubar un pollito. Y así los he visto tornarse oscuros, como moras maduras. También blandos al tacto. Los abro y surge el mesocarpo verde; esa carne que es mantequilla, cuando creció bien, o pálida y fibrosa, si le faltó algo.

La cosecha, por decir, se va a acabar pronto. Cuando me mudé, el árbol estaba cundido de aguacates y desde que llegué empecé a bajarlos. Todavía quedan algunos, que cuelgan como peras. Aunque no sé cuántos. Los iré cogiendo en los próximos días, pero muy pronto no habrá más. ¿Dentro de cuatro días? ¿Dentro de cinco? ¿En cuánto tiempo los habré agotado? Tarde o temprano todas las cosechas se acaban. Al escribir eso sentí temor. Saber que pronto empezaré a quedarme sin aguacates incrementó mi sensación de naufragio. A cuadra y media, hay un supermercado, pero una parte de mí se puso alerta, como si estuviera a punto de enfrentar una hambruna. Fue la mente, otra vez.

Las crónicas del aguacate

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