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La cura

Terminada la enseñanza nos sentíamos desarmados y tristes, pensaba en las dificultades de aquellas personas sin mayores recursos, donde solo quedaba la opción de esperar así fuera lo peor. Días después nos olvidábamos del asunto y seguíamos el curso de la vida, con la certeza de ser poco probable otra situación parecida.

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La cura

A principios de este nuevo siglo, con la adultez y viviendo al amparo de cierta seguridad y algunas comodidades nos toca enfrentarnos a un enemigo invisible, una nueva pandemia con mayor facilidad de contagio. No serán millones de muertos como en la peste negra, pero igual nunca nos preparamos, fuera de esto sumamos los adversarios de siempre, el egoísmo, la mentira y la corrupción.

Sin embargo, nos interesa pasar este tiempo de encierro y miedo, donde nos vemos realmente frágiles; porque tenemos que esperar las tragedias para tratar de hacer mejoras, desafortunadamente a veces ni así, algunas cosas no las podemos cambiar, y como dicen debemos “reinventarnos”, pero cuidado no solo en el trabajo y la industria, transformemos también la parte moral y social. Somos seres humanos, capaces de trascender y triunfar colectivamente, donde busquemos nuevos horizontes, donde renazca la esperanza, la solidaridad y las organizaciones que luchan todos los días por acortar brechas.

A todos nos queda una experiencia de esta pandemia, así sean dolorosas, difíciles y preocupantes. Una de las que deseo compartir sucedió en el mes de marzo, tenía una excursión con diferentes personas del área metropolitana para viajar a La Guajira. En algunos lugares de esta zona exigen vacunas, me hice colocar una de ellas para prevenir la “fiebre amarilla” y tener una estadía más segura. Llegó el Coronavirus y se tuvo que cancelar el viaje, en el transcurso de esa semana sentí desaliento y dolor de cabeza, también sentía dolor en los músculos. Por supuesto eran los mismos síntomas de este nuevo virus.

No sabíamos mayor cosa sobre el Coronavirus, me entró la duda, me confundí bastante, había observado a mi alrededor personas con gripe, incluso alguien que había llegado del exterior y con el que compartí un saludo, realmente me preocupé. Es atemorizante, la enfermedad se siente en el corazón y en la piel, se coloca uno en el lugar de los otros, alcanzando a dimensionar estas situaciones y problemáticas, se escuchan versiones aterradoras, también los supuestos, afortunadamente en mi caso no pasó a mayores, pudo ser un resfriado o los efectos frente a la vacuna aplicada para el viaje.

A no ser que cerremos los ojos y permitamos que la próxima pandemia nos encuentre con las mismas dificultades, los mismos adversarios, las situaciones frente a los sistemas políticos y dueños de negocios con mucho que desear, no debe ser en vano lo que está sucediendo, no dejemos que esto pase como “parte sin novedad“, debemos mejorar, esa es la invitación. Cerrar esas brechas de desigualdad que existen hoy en día, es súper importante las oportunidades para que, en un futuro no muy lejano, seamos capaces de compartir, donde cada uno sea más alegre, justo, disciplinado, al fin de cuentas, eso es lo ideal.

Después de lo negativo, lo vivido, la mala experiencia y otras situaciones, que serán parte de la historia, esto pasará a otro nivel. Con respeto debo comentarles de las curas o prevenciones con las que deseamos encontrar una sanación a esta enfermedad, hacer gárgaras de sal, de bicarbonato caliente, tomar bastante agua, gotas de algún desinfectante, diferentes pastas, aceite de oliva, vinagre, vick vaporub, rituales, rezos, la fe y un sinnúmero de recetas, incluido el aseo. Hasta aprendimos a lavarnos las manos, todo esto no nos puede enceguecer, no podemos quedarnos atrapados en estas curas, bienvenidas dentro de sus verdaderos alcances para lo que realmente pueden servir, pero hasta ahí.

Apuesto, la mejor opción para pasar la página con una demora de meses, y posiblemente hasta mal distribuida es una vacuna, entonces la cura es trabajar conjuntamente en esta, en equipo, con amor, apropiarnos de experiencias para reducir los tiempos en su búsqueda, en solucionar necesidades económicas, hospitalarias, espirituales y de equidad, que sea una luz de esperanza.

Sin querer ser repetitivo en este relato, la cura es preparar un mejor terreno, donde cada uno pueda desarrollar todo su potencial desde lo positivo para la humanidad y la naturaleza. Los logros se dan por un conjunto de valores, eso lo sabemos. Mejoremos nuestra cultura, los estilos de vida, las formas de pensar, valoremos el entorno y nuestras capacidades para estar a la altura de cualquier situación. Sé que no es fácil, hay personas que piensan diferente y tienen nuevas diversidades en las ideas, necesitamos de ellas, de ti, de todos. No necesitamos ser los mejores amigos, sencillamente necesitamos de la ética, la tolerancia, el respeto. Así podemos construir un mejor planeta, construir mejores seres humanos.

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