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Carta Abierta

Escribir en tiempos de pandemia sobre ti es “cuesta arriba”, como diría un arriero, porque este evento de letras complejas, desde que llegó empezó a retrasar nuestro encuentro de forma brutal, llenándonos a ambos de angustias y desesperanzas. 

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Carta Abierta

La última vez que nos tocamos fue hace aproximadamente 1900 días, tú fuiste a mi encuentro. Como un ángel rebelde te embarcaste en vuelo hacia mí. Yo laboraba en aquel lugar, juntaba los últimos pesos para ir por ti y darte la sorpresa. Pero una vez más, tú te adelantabas. Llegabas a tierras gauchas, cruzando esa columna vertebral que son los Andes nevados que separaban tu casa de mi hotel. 

Fuimos felices, así estaba yo, como un niño al recibir un juguete nuevo. Aquellas sensaciones pretendía repetir en marzo del año en curso, tiempo de las primeras vacaciones en mi nuevo trabajo. Todo estaba listo, nada podía fallar, el secreto de mi viaje era total para ti, esta vez te sorprendería. Desde Rionegro, Antioquia, a tu casa… no habría puntos intermedios ni detalles al aire. Arribando me esperarían, pero nadie de tu entorno, solo personal de una floristería quienes, con previo aviso, tendrían a mi disposición el ramo de rosas más hermoso que logré ver y elegir para ti desde la virtualidad.

Pero como toda historia real, siempre sale algo que destroza el guion. Tu país entraba en cuarentena estricta y el mío tomaba la misma medida sanitaria a los pocos días. Recuerdo que me llené de dolor, me perdí en mis propios pensamientos, te recordé como nunca y cuando te pude llamar desde mi móvil, la video llamada era una opción que no ocuparía. Tú me lo pedirías, como siempre lo haces, pero no quería que esta vez vieras mi derrota, dibujada de forma exagerada en mi rostro. 

Me sentí cautivo por ese virus innombrable, sentí su poder sobre mí, y aunque nunca tuve los síntomas me afectó el corazón. 

Pero así es la vida, a veces comprensible con nosotros, sus hijos, otras veces cruel. Lo importante es que tú sigas ahí, con buena salud, que no te muevas de tu espacio íntimo. Finalmente, eso es lo vital, que creamos ambos que este momento “cuesta arriba” pase. De seguro nuestro amor no cambiará su color, su olor, sus compromisos. Más pronto que tarde llegaré para poner mis pensamientos en orden y sobre tu regazo. 

Amándote siempre, tu hijo pequeño.

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