Este solista circense, fue descubierto hace siete años en un semáforo en Trujillo, Perú. Cuando era artista callejero fue abordado por un transeúnte que le dijo que hacía arte. Dicha frase quedó retumbando en su cabeza ya que Sebastián nunca había asimilado el circo como una forma de expresión artística.
Este joven entró al mundo del circo siendo un jugador de Fuchi Ball, sin embargo, él lleva este deporte artístico a otro nivel; actualmente es campeón suramericano y noveno a nivel mundial. También hizo parte de varias agrupaciones que le ayudaron en su crecimiento profesional, entre ellas están el Circo Medellín, Circo de la Rua y Ácrora Circo.
Gracias a las artes circenses, este artista conoce países como Brasil, Bolivia, Perú, Panamá, Cuba, Alemania. Además, recuerda cuando se presentó en una carpa de circo en Varsovia, capital de Polonia, en donde le dio una apuesta en escena al Fuchi Ball, siendo innovador al hacer malabares con los pies.
Para Sebastián, el circo es una apuesta de vida, este lo enganchó y lo enamoró. "Es la vida misma, amigos, risas y muchas cosas más".