A continuación, uno de sus integrantes nos cuenta la historia del nombre de esta agrupación:
“En el 2017 estábamos tres amigos en un parque del barrio Manrique La Salle entrenando nuestras rutinas de malabares. Cuando de pronto, uno de ellos realizó un truco de mucha dificultad, siendo así, alagado por tal proeza. A eso nuestro amigo responde —hay que darle sin asko, con toda la energía—. Esta expresión la dejamos como el nombre de lo que sería el inicio de nuestra agrupación”.
En cuanto al panorama de este colectivo, sus integrantes han visto su evolución de la práctica del circo callejero al circo corporativo, aprendiendo diversas maneras de gestionar y crear propuestas.
También se han unido al circo social en diferentes barrios de Medellín, ya que para ellos el circo, además de llevar alegrías y emociones, es determinante en la creación de la memoria, la identidad y en la transformación del territorio.
