Todos deberíamos tener el privilegio, la suerte y la oportunidad de hacer algo artístico. Esa fue la epifanía que tuvo Gustavo Miranda Ángel, actor, improvisador y dramaturgo, durante los cierres de la pandemia, cuando se vio obligado a parar sus espectáculos en los teatros y comprendió que quizá el arte, en cualquiera de sus expresiones, era suficiente para llenar ese vacío.
Así fue como llegó al mundo del collage, una técnica que Hansel Obando, diseñador y artista de collage, ha explorado durante varios años de manera análoga y digital. Su destacado trabajo ha sido publicado en diversos medios de comunicación y expuesto en galerías de arte de Medellín y Bogotá.
En el cuarto episodio del especial “Arte y verdad”, de nuestro podcast La Conversación, tuvimos la oportunidad de charlar con estos dos artistas colombianos, cuyas técnicas son aparentemente disímiles, pero que se valen de la espontaneidad y de la reedición para narrar historias difíciles, incluso incómodas. ¡Revive este encuentro!
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GUÍA DE ESCUCHA:
01:07 - Introducción y presentación de invitados
06:33 - ¿Cómo se conectan el collage y la impro?
17:12 - ¿Cómo llegaron esas técnicas a sus vidas?
26:52- ¿Cómo se ve representada la verdad en sus obras?
32:45 -¿Qué verdades han sido difíciles de transmitir?
39:00 - ¿Cómo se conecta su trabajo con la idea de verdad en la sociedad colombiana?
44:08- ¿Qué viene en camino para ustedes?
HANSEL Y EL COLLAGE
El collage es una técnica que usa el ensamblaje de diferentes partes. Esos fragmentos se unen para construir una nueva obra artística. Los primeros trabajos con collage se remontan a los calígrafos japoneses del siglo X, que usaban recortes de telas y papeles para hacer fondos sobre los que escribían sus poemas. Sin embargo, se considera que fue Picasso quien inventó el collage en 1912 con su pintura Naturaleza muerta con silla de rejilla.
Para Hansel Obando el collage fue la herramienta para sanar una difícil situación personal. Un terapeuta le recomendó plasmar sus ideas, desahogarse de alguna manera y así lo hizo. Tomó unas viejas revistas, empezó a recortar, unir y pegar. Cuando sus amigos vieron el potencial de sus primeras obras, de inmediato le recomendaron abrir una cuenta de Instagram.
Desde el collage Hansel ha explorado diversos temas, no obstante, gran parte de su producción artística habla sobre la explotación de los recursos naturales y la vulnerabilidad de ciertas poblaciones del país.
GUSTAVO Y LA IMPRO
La improvisación teatral y la impro no son lo mismo. La primera es el puente que conecta la creatividad del actor con una puesta en escena establecida, es el método natural para llegar a una situación dramática, mientras que la impro es la improvisación como resultado en sí misma, es la puesta en escena sin puentes, sin textos ni ensayos.
Para Gustavo Miranda la impro es también una filosofía de vida. Según él los conceptos de aceptación, escucha, trabajo en equipo, juego y diversión son tan útiles en la vida, que por momentos la impro cobra más importancia fuera de escena. En sus palabras: “la impro te da la posibilidad de crear y no repetir, de ponerte a riesgo constantemente y, por si fuera poco, de pasar momentos inolvidables y muy, muy divertidos”.
Esta técnica llegó a su vida durante los años universitarios, cuando un maestro italiano dictó un taller en la Universidad de Antioquia. Desde entonces Gustavo se dedicó a explorarla, fundó con un grupo de amigos Acción Impro, un colectivo con el que tuvo gran éxito en el país y con el que participó en festivales de improvisación en Argentina, México, España, Ecuador, Chile, Brasil, entre otros.
Actualmente Gustavo reside en Portugal, donde hace parte del elenco Commedia ala Carte y de la productora Aquele Abraco. Entre su amplia producción dramatúrgica se destacan las obras: Me mato el 24, Babel, Hambre, Raros y Adicto. Este año, además, presentó su primer libro de dramaturgia, Hermanas de sangre, con Fallidos Editores.