La escritura es el encierro que abre puertas, ventanas y miradas a la imaginación para habitar tierras, planetas, mares y montañas de formas inimaginadas. Nuestra historia ha estado guiada por relatos de resistencia en los que el silencio, el vacío, la precariedad y la oscuridad han sido llenados con palabras que hablan de lo que somos, de lo que queremos ser o de aquellos pensamientos que necesitamos desmantelar.
Y así, aún en pocas palabras, podemos decirlo todo. Es más, el reto de contener e hilar de manera precisa un concepto, una historia, un pensamiento, una idea, una relación entre personajes o un discurso que se lee entre líneas, es el mayor desafío que propone el concurso Medellín en 100 palabras. Las más de 10 mil historias que se postularon este año son el testimonio de la pulsión narrativa de los y las habitantes del Valle de Aburrá.
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La ciudad y el mundo interior
La ciudad como estímulo, contenedora de memorias, con sus lógicas, que además usamos como línea narrativa, no se limita a los relatos que hablan del ruido, aglomeraciones, el desarrollo o estancamiento, sino que se abre a eso que pasa dentro de cada ser al habitarla. Los cuerpos llevan adentro ciudades invisibles y enigmáticas que solo podemos conocer en el arte, la palabra y la carga simbólica de lo que bien hemos sabido crear con la imaginación.
Las palabras no nos abandonan
Las palabras nos marcan la ruta para que la imaginación encuentre un camino. Estas, aunque no siempre fue así, hoy nos pertenecen a todas las personas y podemos navegar hasta encontrar la palabra necesaria o la narrativa poderosa que atrapa a los ojos lectores. En esta versión 2676 mujeres, la población con mayor representación en el concurso, nos contaron su mundo interior a través de 5081 historias. Por su parte, 2405 hombres nos entregaron 4802 cuentos y, 100 personas no binarias, dejaron 169 generosos relatos.
Las categorías Infantil, Juvenil y Adultos ya tienen sus ganadoras y ganadores. Todas estas historias estarán contenidas en un libro de la colección Palabras Rodantes y quedarán como testimonio de nuestro tiempo.
Gracias por 5 años de complicidad y de confabulación para surcar estos ríos de la imaginación.