Es así como en Puerto Berrio podemos encontrar dos jóvenes, May Lorenzana y Lorena Cifuentes, que a través de su fundación “Xenofilia” realizan diferentes intervenciones en su comunidad, construyendo tejido social y transcribiendo la historia de un barrio muy estigmatizado y golpeado por las disputas de bandas delincuenciales.




Hoy sus habitantes, y en especial jóvenes y niños víctimas del conflicto, han construido todo un entorno colorido que hace que propios y visitantes disfruten y se admiren con los diferentes recorridos por los murales hechos en la llamada ruta del color. Una transformación de espacios sociales, culturales y de turismo que ha cambio la vida y el entorno social del barrio el oasis aquel que en su momento fue solo una invasión.



