Hay espacios en la vida que uno recuerda con amor y llenan el alma de emociones amenas; también se siente la misma euforia cuando se conocen personas que logran impactar nuestras vidas de una u otra manera, y en mi caso, ambas cosas ocurrieron. Habité un lugar mágico, en el que encontré a un hombre excepcional que logró con todo su ser cautivar mi mente con cada palabra que salía de su sabia boca. Juan y su amable forma de expresión, la inmensurable tranquilidad, que tiene y comparte, la magnífica forma en la que narra la historia de cada libro que dispone su santuario, y la forma en que logra generar ese deseo de tomar alguno de sus tantos libros y dejarse ir en ese viaje, que Juan vende con pasión de niño y sabiduría de maestro. Juan hace de su espacio, un lugar del que uno no quiere salir o que simplemente un espacio al que se debe volver innumerables veces.

Cada libro es una historia y no simplemente condicionada a su escritor, el libro tiene una historia interna y externa, una que habla más allá de sus meras letras transfiguradas para que nosotros las desencriptemos. El libro son también conexiones externas, esas manos que lo pasaron de generación en generación; que como lo mencionaba Juan, cada libro fue vendido, robado, prestado, perdido y aun así continúa vivo; pese a que también pudo haber viajado por agua, aire, tren, burro, caballo, el primer carro o tantas formas en las que pudo haber sido transportado, pero siempre, conservando su esencia para poder ser leído por quien el libro haya elegido.


Un libro es un hechicero silencioso que puede transmitir mil cosas por medio de sus páginas, un curandero de emociones o un valle de análisis introspectivo que puede hasta salvar una vida o enseñarnos cosas para aportarle a otros; un libro es un ser que habla a través de nuestros pensamientos y hace que llevemos sus letras transmutadas en diferentes formas. Muchos libros inspiran canciones, películas, otros escritos y hacen que incluso se pueda conocer la historia de nuestros antepasados a través de lo que grafican sus letras, un libro es un universo que espera ser abierto por las mentes dispuestas.


Cuando uno ingresa a los libros de Juan y lo escucha un rato hablar de sus magos durmientes, uno se siente reconectado tanto desde la parte espiritual como la física, con todo aquello que cargan estos seres místicos y aquello que logran transmitir por medio de sus páginas, por medio de su olor, de su textura, de si tiene o no más edad que otro libro; incluso hasta el polvo que guarda entre las líneas hace que uno se conecte poderosamente con ellos, es como si de cierta forma, al leerlos, uno regresara al tiempo en el que fueron escritos.


Pensar en los libros a través de las palabras de este amable Librero, le traen al ser las emociones más sempiternas y conmovedoras, pues hace verdaderamente sentir, que el mundo de la lectura es algo mágico y maravilloso; un espacio en el que todo ser humano debería inmersarse. Juan hace que su pasión y amor por los libros se le impregne a uno en la piel, en los nervios, le recorra a uno por la sangre en las venas y eso, es un valor, una característica que uno desearía que todos los seres tuvieran, esa pasión por los libros o por cualquier cosa que les llene el alma.
Si me pidieran algo en este momento, algo para compartir con las personas; les diría con todo amor que fueran a los libros de Juan y se dieran el placer de platicar con él sólo quince minutos, para que puedan impregnarse de ese amor y pasión que este hombre tiene y transmite por sus libros y su librería, que es según cuenta él, el lugar donde puede pasar las horas con la más absoluta comodidad. Les invitaría a sentarse a tomar un café, que tan amablemente brinda y mirar de redor todo ese mundo de palabras y conocimiento que Juan pone a los pies de las personas y hace que les cubran las emociones de amor cuando lentamente narra la historia detrás de cada libro; estoy segura que tu mirada será como un ventilador encendido, sin saber hacia dónde mirar e incluso buscando algo, para escogerlo y que Juan te haga enamorar mucho más de tu elección.


Tanto es el amor que Juan le tiene a sus libros, que tiene un espacio allí para dormir, para cuando los libros se devoran el tiempo y no quiere compartir con nadie más, y al mirar a la ventana, se da cuenta que se le ha hecho tarde y no queda más remedio que mirar su libro y continuar inmerso en él. Tener un lugar de descanso en medio de su bosque de hojas que literalmente al estar llenas de letras hacen que el éxtasis se coman el cuerpo. Política, idiomas, sexo, historia… tantas compañías descansando en una estantería para ser curioseadas. Eso es magia, eso es un espacio para vivirla, eso es lo que se siente al estar en la librería de Juan, en los libros de este mago.
La librería de Juan es un espacio, un albergue de energías transmutadas, pues muchos seres crearon los libros y sus almas viven allí, esperando a ser tocadas por almas llenas de curiosidad y mística, en busca de su alimento intelectual. Es que es en los libros donde se viven tantas historias que uno no puede vivir en este plano físico, desde los libros se puede viajar a otros mundos, o bajar al centro de la tierra, incluso desde un libro se le puede dar la vuelta al mundo en 80 días o revivir los muertos y conectarse con la mente de seres que no habitan estos planos, los libros nos hacen princesas de cuentos que a veces queremos vivir o guerreras y guerreros de cruzadas fantásticas en las que vale la pena entregarse a un objetivo. Somos viajeros galácticos e incluso podemos tener el conocimiento de diferentes ramas y profesiones que hasta posiblemente han desaparecido de las necesidades sociales. Un libro es poesía narrada en versos completos sin que tengan la necesidad a veces de rimar.
