Jesús María, un hombre con propósito.
El inclemente sol de las 9:00 am no fue impedimento para recibir a don Jesús en el puerto. Su amabilidad fue sin duda el mejor saludo. A partir de ese momento dejó al descubierto que la canoa y el machete son sus mejores aliados.



Don Jesús es habitante de una isla que tiene por nombre “Caño Garrapata”, allí convive con su madre y con su esposa. Tiene dos hijos, que, aunque no están con él, es por quienes trabaja incansablemente.



Un recorrido de 40 minutos en su canoa ha sido suficiente para sentir plenitud y vivir una total aventura. El agua del río y las garzas han sido las compañeras. De camino, cuenta que ha dedicado más de 20 años de su vida a la agricultura, la siembra de yuca y plátano, y la venta de los mismos son su mayor sustento, como bien dice “para levantar la familia”. Menciona que lo que destaca su cultivo, es la manera orgánica mediante la cual lo realiza, el suelo donde habita es quien proporciona todos los nutrientes necesarios para su crecimiento óptimo; sin embargo, para él y los habitantes de las islas vecinas, las grandes olas de invierno se han convertido en su mayor pesadilla y aunque en ocasiones lo han perdido todo, no es una razón para dejar de trabajar día a día.



Al llegar a su hogar solo se respira paz, sus tres perros son quienes nos brindan un gran recibimiento, la atención de don Jesús te hace sentir como en casa. “mija, hágale, siéntese”, dice él mientras alista una de sus hamacas.



Es importante destacar que, además de la labor desempeñada como agricultor, don Jesús también utiliza su canoa para transportar a los demás isleños, teniendo a su vez un beneficio económico y ofreciéndoles la posibilidad de llegar hasta el casco urbano.



Conociendo todo esto de don Jesús, se puede decir, sin lugar a dudas, que se caracteriza por ser un hombre pujante, noble y valiente.



