Cada rincón de Santa Fe de Antioquia tiene un nombre y detrás de cada nombre hay una leyenda que conservan con esmero desde el Centro de Historia, institución que se dedica a salvaguardar el patrimonio material e inmaterial del municipio. Entre sus integrantes se destaca Gonzalo Hernández Aguirre, un hombre de gran integridad, amor y conocimiento de lo que significa ser santafereño. Él sabe que aquí cada piedra, casa, calle, balcón, aldaba, marquesina, acera, iglesia o parque tiene un significado y guarda un profundo valor. Y no es solo porque acumulen tiempo y se conserven después de 478 años, sino porque forjan su propia identidad.




Caminar con Gonzalo Hernández por la calles de este pueblo colonial significa saludar a dos manos a todo el que se cruza en el camino. Lo conoce todo el mundo y todo el mundo tiene algo que ver con él: vendedores de fruta, vecinos y vecinas, productores de tamarindo, artesanos, promotores turísticos, estudiantes, funcionarios públicos, hoteleros, guardianes de santos o miembros del comité del Carnaval de los Diablitos. La gente le sale al paso para consultarle algo, un dato o un detalle que les permita ultimar un emprendimiento o avanzar en algún proyecto cultural.







Entre las muchas funciones ad honorem que Gonzalo ha realizado desde hace años están la restauración de la banda marcial de la Institución Educativa San Luis Gonzaga, la conformación del primer grupo de Guías Turísticos de Santa Fe de Antioquia, la organización de la Patrulla Cívica Juvenil de Tránsito, la cofundación de la emisora Radio Ciudad de Antioquia, la coordinación general de la Semana Santa, la participación del grupo scout del municipio, la elaboración del proyecto para la creación de las secretarías de Cultura y de Fomento y Turismo, así como el apoyo a la creación de la Subsecretaria para la Juventud, y también la participación como miembro numerario del Centro de Historia de Santa Fe de Antioquia.




Su aspiración, junto a la de su esposa María Irley Pérez, promotora de turismo, es transformar el destino del turismo de rumba que ha marcado a Santa Fe de Antioquia en los últimos años y, en su lugar, promover un turismo que alimente el espíritu por el conocimiento, la sana diversión y ecología, en el que lo urbano se combine con lo rural: historia y quintas estancadas en el tiempo, mezcladas con senderos, cascadas y aventura. Que el paseante venga a descansar y a disfrutar de un guarapo, un refresco de tamarindo o una cerveza artesanal. Que degusten platos de la gastronomía local y sientan que estuvieron en un lugar lleno de identidad y de respeto por su historia y las tradiciones.







