Gloria Vanegas, una madre comunitaria al servicio de la niñez
Entre máscaras, crayolas y manualidades, Gloria Vanegas pasa sus días repartiendo amor y cuidados a los más pequeños del hogar comunitario. Los cuentos y rondas infantiles son sus mejores cómplices.
Adentrarse en su mundo mágico es volver a la infancia, correr, bailar, aprender nuevos juegos y canciones. Cada rincón del hogar lo ocupa un poquito de su creatividad y cada niño lleva consigo un trocito de su alma.
Gloria inició su labor como madre comunitaria hace 15 años. Al empezar creyó que trabajaría solo unos meses, pero por fortuna el tiempo se ha extendido. Menciona que gracias al amor de los pequeños y la felicidad que le brindan, su vida ha estado llena de bendiciones
Si le preguntaran a Gloria en este momento, qué implica para ella ser madre comunitaria, respondería que es ser maestra, psicóloga y nutricionista, pero, sobre todo, ser una segunda mamá.
"Este es su otro hogar, aquí ellos comen, juegan y duermen, pero también aprenden comparten y tienen otra familia"
Su misión ha sido siempre educar para el presente y crear los cimientos de su vida para lo que serán en el futuro. Para ella, la infancia de cada uno de estos pequeños y lo que vivan durante esta etapa es fundamental para el resto de su existencia.
Se ha destacado por su gran trayectoria en grupos y asociaciones que tienen como principal objetivo brindar a las mujeres del territorio herramientas para crear empresa, su liderazgo y disciplina la han llevado al lugar donde está.
Ama profundamente a su nieto Isaac, desde que nació ha sido su mayor cuidadora. Pasa su tiempo extra disfrutando de su compañía y velando por su bienestar, una labor de nunca acabar.
Cada una de estas fotografías recopilan lo que vive Gloria y sus pequeños en un día. Las risas, llantos y rabietas que se escuchan desde fuera son parte de su brillante quehacer. A pesar de su cansancio, puede estar segura que gracias a su magnífico trabajo estos pequeños siempre la recordarán.
