En un sinfín de luces rojas que ya no encienden con la misma frecuencia de unos 50 años atrás, habita la menor de 11 hermanos, una rebelde, un alma libre. Danna, la consentida y ahora protegida de Orfa, su hermana mayor y confidente en el presente; quien, en su niñez, fue su cómplice más fiel en tardes de faldas, vestidos y labiales prestados.

Su controversial niñez fue un acto de rebeldía, pues a los ojos del mundo y su familia era un niño, pero en su ser habitaba la feminidad de una mujer. A escondidas de sus padres y demás hermanas, como si fuese un delito extremo, desafió la sociedad y a sus 15 años reflejó su ser, su pensar, su amar. Concibió el mundo desde una mirada distinta. Es por esto que hoy, Danna hace parte de la historia trans de la comuna 4 - Aranjuez.

San Pedro de Lovaina, conocido históricamente como "la cuna de las mujeres de la vida alegre", a raíz de su contexto histórico desde la década de los 20, al ser el lugar más icónico de la ciudad; en donde una luz roja significaba ser el encuentro entre poetas, sabios, políticos y trabajadoras sexuales. En su mayoría, quienes frecuentaban el lugar, intencionaban su visita con el propósito de intimar, ya que allí, llegaban mujeres de todas partes de la ciudad, e incluso otros países.
En 1980 llegó Danna, luego de haber vivido su "bonanza cafetera" en el exterior, como se refiere ella a sus mejores años de vida. Después de pasar por muchos lugares en donde no definía su estancia como algo propio, decidió que San Pedro de Lovaina sería el espacio indicado para existir en plenitud con lo que había construido en ella.

Hoy, Danna a sus 63 años recuerda su vida como el mejor de los viajes. Sin importar los años en que su labor en este lugar también fue a través de su cuerpo, se refiere a ello como algo que por naturalidad debía pasar. Con el transcurrir del tiempo encontró otras formas de mantener su economía gracias a su habilidad como estilista; gracias a ello, vive gran parte de sus días en su peluquería, en la que en ocasiones su luz roja vuelve a encender.
El visitar la casa de Danna se sintió como un viaje al pasado, incluso de épocas en las que no viví. Cada rincón de ese lugar físico refleja por fragmentos una parte de sí misma, como si su nombre estuviese escrito por todas partes.

En una de nuestras muchas conversaciones, Danna expresó su posición respecto a lo que políticamente viven las mujeres trans en Colombia. Comparando su pasado con el presente, concluye que su historia tal vez no fue ideal, pero que tuvo que pasar así para que las voces de mujeres trans como ella fueran escuchadas y sus realidades transformadas de forma justa.
Este ejercicio parte como una oportunidad de reflejar la lucha constante a través de la memoria de la comunidad trans, de quienes han tenido que habitar el mundo enfrentando una especie de guerra contra invisibles de vagos argumentos, de aquellos homófobos de su propia existencia.

Estas fotografías son el rasgo más genuino e íntimo de la historia de Danna, de una mujer que por mucho batalló por encontrar el amor, sin darse cuenta que gracias a su valentía, ella siempre ha sido el amor de su vida.