“La cultura es la salvación del hombre”. No es una frase suya, pero la dice con tal convicción que se siente como si lo fuera.

Carlos Mario Gil, encargado de promover la lectura en el centro cultural Comfama de Aranjuez, hoy cuenta con 25 años de experiencia en lo que él no considera un trabajo: la felicidad de fomentar el amor por la lectura y la cultura.


“Los libros me salvaron la vida”, dice. Cuando la violencia de los carteles de la droga era el pan de cada día y la salida de muchos de sus conocidos, él decidió llenar de lectura sus días. Dentro y fuera de la biblioteca se dedicaba a leer toda clase de libros y así encontró la manera de tener, literalmente, el conocimiento en la palma de su mano.


Desde los 7 años decidió trabajar para colaborarle a su numerosa familia de 10 hermanos y poder tener lo suyo. Ha sido profesor, instructor de baile, mandadero, aguamasero, cotero… y cuenta que con su primer salario se dio el lujo de comprar una libra de tocino carnudo que le entregó a su mamá para el almuerzo de la casa. De las necesidades de esa época aprendió que uno tiene dos opciones, asumir las situaciones duras para motivarse a salir adelante o echarse al dolor.



En algún momento intentó promover la lectura desde un cargo administrativo y tuvo el valor de admitir que la felicidad se le escapaba sin el contacto humano y las sonrisas de los niños, “que valen más que cualquier cosa”. Por eso decidió volver a aquello en lo que se siente pleno: guiar de la mano a niños y grandes por el camino de la lectura y la cultura.


Al acompañarlo por las calles de Aranjuez se nota que los niños admiran y siguen al Profe. Ellos saben que siempre encontrarán un cuento, un chiste, un saludo, una sonrisa, una canción... un familiar.


