En los años 50’s empieza a percibirse lo que más tarde se definirá como “generation gap”. Lenta y progresivamente la juventud adquiere un rostro, elige sus nuevos ídolos, sus hábitos de vida, una manera de vestir, bailar, hacer el amor, pensar, cada vez más alejada de los de la generación inmediatamente anterior. La realidad social de la postguerra y el desafío nuclear sumados a unos fuertes lazos afectivos unieron a amplios sectores de la juventud en busca de una identidad. En aquella época la cultura de masas no les pertenecía a los jóvenes. Era el reino del joven adulto manipulado por empresarios y directores comerciales. La expresión del joven era una mueca a medias, displicente. La voz agresiva y provocadora. La sintaxis monosilábica.
De este modo nacieron las primeras bandas de iconoclastas, motociclistas exmilitares sin trabajo, precursores de los actuales “Hell’s Angels”, “Head Bangers” y “Hell Raisers”. También los “Teddy boys” ingleses, precursores a su vez de los “mod” y “rockers” de los 60’s y los “punks” de hoy. Esto como una respuesta fugitiva ante la crisis económica de la postguerra, era algo completamente explicable. Mas tarde, el “boom” económico de los 60’s debía apaciguar esta oleada de violencia juvenil, pero, resultó absolutamente lo contrario.
Ahora el superávit económico y la ausencia de un mundo con el cual identificarse de una cultura propia y no adultamente engañosa, fue lo que contribuyó a la difusión de las bandas y sirvió de fertilizante. En efecto, la juventud tenía dinero, pero se encontraba frente a una cultura que le era totalmente extraña. Así, las bandas se constituyeron en el primer grupo “subcultural” juvenil. Un verdadero grupo tribal semantizado en la violencia y en la delincuencia. Pero la violencia aquí no es una protesta contra el “establishment” sino una firma, una rúbrica. Un decir, sencillamente. “aquí estuvimos y no quedó nada”.
En los años 60’s ya podía hablarse de una cultura juvenil que, poco a poco y de manera inconsciente fue siendo construida por estas hordas. Sus vehículos fueron -ante todo- la forma de vestir y la música.
El proceso cultural se desarrolló en estos dos planos, en una continua dialéctica de acción y reacción: el ídolo creado por los gustos y a partir de los gustos del público pasa a ser su portavoz e influye sobre sus elecciones. La “star” de la música pop se convertirá en un auténtico líder para los jóvenes.
En cuanto a la música, primero vino el jazz como expresión de una cultura oprimida. Luego el BeBop y finalmente el rock and roll procedente de una fusión entre el “country western” y el “blues”.
Este es el primer fenómeno artístico-cultural de masas que produce una sustancial integración de los diferentes grupos étnicos norteamericanos. Por primera vez el concepto de “teen ager” fue utilizado como noticia y como excelente argumento para vender.
Poco a poco la fiebre se redujo a una mediocre historia de mercado, de publicidad, ídolos falsos y fórmulas musicales vacías. Música para gente bien. Sin embargo, fue en este momento cuando aparecieron los grandes del rock. Personajes auténticos sin pantallas comerciales. Esto puede explicarse por el hecho de que el movimiento cultural ya estaba en marcha y de que, a pesar de la facilidad que tiene la burguesía de revertir los fenómenos y aprovecharse comercialmente de sus atacantes, había gente plenamente consciente del fenómeno que ya no se dejaba inscribir dentro de los cánones de “gente exótica” para servir simplemente de agentes comerciales de la gran industria disquera.
Las canciones de Chuck Berry, Little Richard, Eddie Cochran, confirman este estado de cosas. Y, naturalmente, los Beattles, que recreaban la ingenuidad del teen ager, su jerga, su mentalidad, su código.
Al finalizar los años 60’s el fenómeno es aún más complicado. La música pop sigue de cerca la evolución de las organizaciones políticas estudiantiles y se impregna del movimiento de los derechos civiles, de los ghettos del movimiento negro y del período psicodélico. La escena de la música pop está dominada por las mismas influencias del “underground” político. La música “pop” ha pasado a ser el canal de expresión, el “mass médium” por excelencia.
Grupos como Grateful Dead y Jefferson Airplane que colaboraron alrededor de 1965 con Ken Kesey en los “acid tests” estuvieron en los primeros movimientos de comunas. Eran poetas además de músicos. Una especie de “dadaísmo psicodélico”.
Para ejemplificar ese momento, he aquí la traducción de algunos apartes de canciones representativas del momento: “Por todas partes oigo el ruido/ de gente que camina/ ¡qué carga!
Porque ahora es verano y el momento es propicio/ Para luchar en las calles/ chico… Pero qué puede hacer un pobre chico/ fuera del habitual y viero rock and roll/ La somnolienta ciudad de Londres no es el lugar apropiado par un guerrillero…” Mick Jagger.
“Somos hombres libres y exigimos una música libre, un libre manantial de alta energía que nos lance desencadenados por las calles de América gritando y derribando lo que esclaviza a la gente… La música nos hará fuertes porque es fuerte. Y ahora, ya no hay modo de sofocarla” Leyenda del primer disco de los MC-5.
De este modo el rock se convierte cada vez más en algo inaceptable por los cánones burgueses tanto por el redescubrimiento de los contenidos que estaban en la base de su matriz originaria (el blues) como por la asimilación de todos aquellos resultados de la cultura underground más aptos para la experimentación en aquel territorio peligroso y mortal que más de una vez ha exigido sacrificios humanos, como el de Brian Jones, Janis Joplin, Jimi Hendrix, Jim Morrison. Las cuatro Jotas hijas del diablo, así como Baudelaire, Rimbaud, Verlaine y Mallarmé habían sido los cuatro poetas malditos de su época.
“El rock es subversivo no porque aparezca autorizar sexo y droga y fáciles emociones, sino porque anima al público a juzgar por su cuenta los tabúes de la sociedad” Jimi Hendrix.
“Políticos eróticos. Eso es lo que somos. Nos interesamos por todo lo que se refiera a la rebelión, al desorden, al caos y a la actividad que parece carecer de significado” Jim Morrison.
Los rockers, hippes, freaks y demás, son auténticas tribus bárbaras y como buenas tribus tienen sus ídolos y -lo más importante- sus ritos. Aquí el rito por excelencia es el concierto pop. Aquí no funciona McLuhan, no hay mensaje, no hay medio, todo está fusionado en una sola unidad.
En el concierto la música es espectáculo, acto teatral, escena visual. Este aspecto se ha ido perfilando de manera que hoy en día todos los conjuntos y cantantes rock se han inventado una escena propia, una manera peculiar de estar en relación física con el público. La presentación de la “estrella” se desarrolla en varios niveles comunicativos. Del verbal a la visual, del musical al emotivo-compulsivo.
Las luces, los gestos, los objetos, abandonan toda función recreativa, toda denotación de un ambiente y con el público conforman la escenografía del concierto cuyo contenido no tiene ninguna realidad concreta fuera de su misma estructura. Está allí y desaparecerá al finalizar el espectáculo. La música cesa y nadie se da cuenta. El texto ya no funciona. Basta verlo en una escena de la película Cristina F. durante un concierto de David Bowie. Se ha logrado el éxtasis.
Otro aspecto interesante de este acto comunicativo es la utilización de las alusiones contendidas en la música no para distraer sino para concentrar la atención. Para canalizar el público hacia el mensaje. Solamente la reiteración lo logra.
El rock constituye, pues, el mejor vehículo de la cultura “underground”. Su difusión y extensión son incomparables. La música pop es el medio de comunicación por excelencia y no responde a esquemas teóricos, trátese de los años 50, de los “ácidos” años 65, de los políticos principios del 70 o de los apocalípticos años punk.
Y si alguien lo pone en duda, sólo tendrá que recordar que en Woodstock se reunieron 300.000 personas, en la Isla de White (Inglaterra), 500.000, en el Festival de Reading, 200.000… (y tan sólo hubo un muerto).
NOTA: Intencionalmente no menciono a los Beattles en este trabajo ya que ellos constituyen un fenómeno muy particular y serían objeto de un trabajo enteramente dedicado a ellos.
Referencias más representativas
Discografía
Bill Haley and his Comets: Rock around de Clock.
Rolling Stones: Leti t bleed
Jimi Hendrix: Are yor experienced.
Frank Zappa and the MOthers of Invention: Uncle Meat.
Morhead: Ace of Spades.
Sex Pistols: Nevermind the Bollock’s. Here’s the Sex Pistols.
Crass: Penis Envy.
Bibliografía
Mario Maffi: La Cultura Underground.
Dominique Brieve: Punkitudes.
Alain Distler: LeRock Anglais. Frank Zappa.
Patty Smith: Babel.
Filmografía
Gimme Shelter: Rolling Stones.
Acceleration Punk: Sex Pistols
Christina F.
Velvet Underground &Nico: Andy Warhol
The wall Pink Floyd.