Actuar, porque sí y porque no. Actuar sobre todo y como antídoto. Actuar con locura y con cordura, pero actuar. Esa es la creencia que moviliza el trabajo del artista Emmanuel Restrepo Zapata, la que le permite navegar en la vida desde que tiene memoria. Y especialmente, ahora, cuando la fama acecha, los tiempos de grabación son duros y las opiniones públicas se multiplican, cobra más sentido que nunca centrarse en los ideales del niño de siete años cuando ingresó por primera vez a actuar en la escuela de formación teatral del Teatro Popular de Medellín, siendo un niño tímido y enamoradizo:
Hoy se ríe cuando recuerda que a los 16 años cuando emprendió un viaje a Bogotá en búsqueda de su futuro vital, se preguntaba en qué momento se le había ocurrido irse tan adolescente a estudiar cuatro años de Arte Dramático en el Teatro Libre, y a vivir solo en una habitación en pleno centro de la ciudad. Hoy es claro que fue la mejor decisión.
El teatro independiente lo ha sido todo
Por eso le honra siempre. Estudiando en el Libre veía con admiración obras de teatro de otras compañías artísticas independientes como La Maldita Vanidad o La Congregación, con los años les admiraría aún más. Terminados sus estudios en Arte Dramático se fue de una a hacer los talleres que ofrece La Maldita, y muchos años después logró hacer parte de su elenco en la obra Esta cabeza mía que no se puede callar que se estrenó el 1 de septiembre de 2022, lo que significó cumplir el sueño de hacer parte de un teatro que hace historia y, por ende, hacer parte de la historia del teatro en una compañía por la cual han pasado tantos actores y actrices de enorme destreza, con obras, como menciona Emmanuel: “tan colombianas”.
De ahí la certeza para Emmanuel de que el teatro independiente tiene un trabajo de formación de actores y de públicos importantísimo, pues mucha gente ha pasado y pasará por los procesos pedagógicos que emprenden.
Sin duda, un trabajo arduo, pues a pesar de todo lo bello, para Emmanuel lo más honesto es decir que realmente se enfrentan a una tarea titánica para sostenerse en un país como Colombia, aunque también le llena de esperanza que cada vez más las compañías encuentran maneras de hacerlo. No es por tan tanto exageración cuando dice que “significa mucho que La Maldita Vanidad mantenga una casa en pleno corazón de Bogotá, en Teusaquillo. Que un teatro exista y que existan teatros, siempre será un motivo para celebrarlo”.
De hecho, aunque no con una casa, ni con una producción permanente, también Emmanuel emprendió hace algunos años el proyecto de formar un colectivo artístico junto a su mejor amiga, Alejandra Chamorro, cuya apuesta conjunta será pan del siguiente capítulo.
La memoria que circula es colectiva
Podría decirse que, si existiese la palabra “Círcula”, con tilde en la “i”, sería una combinación entre el sujeto círculo y el verbo circular, un mix que se reafirma: no hay principio ni final y todos los puntos equidistan el centro, la expresión del todo, mejor dicho. Y aunque en la RAE no figura esta palabra, de hecho, sí existe esa combinación como nombre de la apuesta artística de Emmanuel con Alejandra, Círcula Colectivo, el bebé que fundaron hace ya cuatro años -casi cinco-, su espacio seguro, donde pueden circular tantas historias de sus vidas: es, como el nombre lo indica, a la vez forma y proceso.

Círcula nace para contribuir a la búsqueda de una conciencia social a través del arte, la cultura y la memoria. Su base, son testimonios reales que conectan públicos por su veracidad, esas historias que marcan en la vida de alguien el inicio, el fin o el proceso de un ciclo. Desde allí han hecho talleres, obras de improvisación y trabajos audiovisuales:
Justamente para este montaje Alejandra y Emmanuel hicieron una investigación larga: muchos podcast, lecturas y trabajos directos con víctimas del conflicto armado como las madres de Soacha. Este bagaje fue de gran importancia para su papel como Blue en la obra Esta cabeza mía que no se puede callar donde es el mejor amigo de Saúl, un joven de la comunidad LBTBIQ+ que debe salir del pueblo huyendo de la violencia armada. Y que se presentó el jueves 22, viernes 23 y sábado 24 de febrero en el Teatro Comfama, donde la compañía teatral inició la celebración de sus quince años de vida.
Respecto a la reacción de la gente cuando termina de ver Esta cabeza mía que no se puede callar, Emmanuel afirma que hay una reacción bien particular del público, que nunca imaginaron y que ha demostrado que definitivamente es una obra que necesita ser hecha y ser vista, que es necesario confrontarse con esa realidad: “Al menos da una visión de qué es lo que hemos vivido y a qué nos hemos enfrentado y eso me parece que es muy importante, y es que, aunque suene cliché, se nos olvida mucho lo que hemos vivido como país, se nos olvida la historia y ni siquiera la tenemos tan clara.”
Hoy, habitando dos mundos
¿Sí o no que muchas tías les dicen a sus sobrinos: “Quién se iba a imaginar que ese muchacho terminaría haciendo esto o lo otro, si chiquito le gustaba era...”? Pero ya vimos que este no es el caso de Emmanuel. Lo suyo siempre fue actuar, aunque hoy se mueve entre el mundo del teatro y la televisión, cuyo primer proyecto para televisión fue para la telenovela juvenil Yo soy Franky para Nikcelodeon, después interpretando a Camilo Granados, protagonista de La Primera Vez en Netflix y ahora como Carmelo en la telenovela Rigo. Aunque ambos los agradece, tiene la sensación constante e, insiste, muy personal, de que la televisión y el teatro son dos mundos que conversan muy poco.
Ambos le han dado alegrías y le han supuesto retos, pero el teatro es por así decirlo su alma mater, por lo que siempre se lucha los tiempos entre tanto ajetreo laboral para poder hacerlo. Solamente ahora, para el papel de Carmelo, siente que pudo experimentar el ejercicio teatral en televisión y le dejó un sabor delicioso: cómo se ensaya, los recursos teatrales, etc.; gracias a que uno de los directores era Juan Carlos Maza, un paisa que también viene del mundo del teatro. Normalmente las siente como apuestas muy diferentes, de hecho, su primer proyecto en televisión le implicó básicamente aprender nuevamente actuar.
Sobre el futuro que le depara a Emmanuel, solo podemos decir que, a mediano plazo, ojalá este año, él quiere volver a tener temporada de Goodbye, una obra que hicieron en Círcula el año pasado y que habla sobre el suicidio, basada en una historia muy personal que toma como premisa un futuro distópico en el que tal vez exista una clínica para suicidarse. Y en términos generales tiene la idea de que Círcula siga creciendo y de poder viajar y hacer una gira nacional con este montaje.
Para él no hay duda en que el arte ayuda a todo un país, a toda una población a entender qué es lo que nos está pasando y lo que nos ha pasado, también a construir una idea colectiva de futuro.