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Un refugio y una familia: así es la Biblioteca Comfama Pedregal

Biblioteca Pedregal foto 3
  • Su historia
  • Un habitante
  • Comunidades vivas
  • Retratos

Su historia

El 1° de agosto de 1981 fue la primera emisión del canal MTV con el video de la banda británica The Buggles: ‘Video Killed the Radio Star’. Era un sábado y en Medellín, específicamente en el barrio Pedregal, la biblioteca Mariana Arango Trujillo, abría también sus puertas.

Ubicada en sus inicios en la Parroquia La Valvanera, mientras se concluían las obras de adecuación y remodelación de Comfama Pedregal, recibió este nombre en honor a la presidenta del Comité de Bibliotecas de la APFA (Asociación Profesional Femenina de Antioquia), y quien dedicó sus esfuerzos a la creación y fortalecimiento de bibliotecas populares. *

Viernes, 23 de abril de 1983, cinco días después de la primera transmisión del canal Disney Channel en Estados Unidos, con motivo de la celebración del Día del Idioma, Comfama inauguraba y trasladaba esta biblioteca a su sede en la comuna seis.

Y en 1990, Juan Alberto Ospina Vélez, vigilante, comenzó a trabajar en este lugar. Ha sido partícipe de la transformación de la biblioteca, incluyendo su remodelación en el año 2019. Un cambio en su estructura física, pero no en su esencia, modificando estanterías, silletería y dándole un toque más moderno al lugar.

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“Se ha visto la evolución en muchas cosas, la estructura física, la distribución de los libros y los programas. Antes los usuarios venían mucho a consultar y a leer en físico, hoy en día casi que lo que más se ve es la consulta en línea”, destaca.

Y justo después de la reestructuración del espacio, Claudia Restrepo López, quien se desempeña como facilitadora hace 15 años en Comfama, entró a formar parte del equipo del centro cultural en el que ya lleva dos años.

Este no es un lugar solo de conocimiento, es también un refugio. No es solo para venir a aprender cosas, por ejemplo, puedes venir solamente a sentarte en una silla y sentir tranquilidad. Somos un referente de amigos, somos una familia”, asegura Claudia.

Carlos Arturo Morales hace parte de esta familia y su vínculo es tan grande que, hace poco, cuando sufrió un accidente, lo primero que dijo fue: “avisen en la biblioteca”.

*El Pedregal: Monografía barrio El Pedregal Parroquia Nuestra Señora de la Valvanera, 1959-1988 / Jesús Antonio Ramírez Salazar.

*Barrios Castilla, Santander y Pedregal: El espacio geográfico y su construcción histórica (2005 vol.3 #14 Jun. Historias Contadas)

Un habitante

1675, ese era el número de carné de Carlos Arturo Morales de la Biblioteca Pública Piloto. Hace tres meses cumplió 80 años y la pasión por la lectura la heredó de su madre y una vecina.

Recuerda que en las tardes su mamá se sentaba a leer en el quicio de la puerta Crimen y castigo de Fiódor Dostoyevski y un día, cuando había terminado de leerlo, se lo prestó. “Me impactó mucho ese libro y desde ahí fue que empecé a leer”. Su vecina también le prestaba obras y poco a poco se fue inmiscuyendo en relatos de suspenso y terror.

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Nació en Granada, Antioquia, y a los cuatro años su familia se mudó a Medellín. Su pasión desde la niñez fue la lectura y en su adolescencia la afianzó más cuando descubrió la Biblioteca Pública Piloto.

Yo tengo tres grandes pasiones: no cambio por nada la lectura de un buen libro, escuchar buena música y ver buen cine.

Fiódor Dostoyevski, Edgar Allan Poe, William Faulkner y Nikos Kazantzakis son sus escritores preferidos. Le gustan los libros de terror y en películas disfruta los clásicos de vaqueros norteamericanos.

Hace 20 años visita la biblioteca de Comfama Pedregal y los jueves, sin falta, asiste al club de lectura, “como me dicen aquí, ‘yo soy de la familia’”.

Comunidades vivas

La biblioteca de Comfama Pedregal no solo es útil para aquellos que van a consultar textos: es también un ecosistema vivo que propone conversaciones actuales, que rebasa su espacio físico y sale a las calles a buscar lectores en potencia, que no solo invita a escuchar sino también a conversar, a expresar esas ideas que a veces no tienen cabida en ninguna otra parte.

Una de sus promotoras de lectura, Beatriz Elena Zapata Hincapié, pedagoga y estudiante de psicología, además con gran experiencia en trabajo con comunidades y población vulnerable, ha puesto a caminar su colección y, con ayuda de los integrantes de sus clubes de lectura, saca sus libros predilectos a los escenarios más insospechados.

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“Yo no espero que la gente venga a la biblioteca, a veces nos vamos para el Doce de Octubre, cargamos los libros y nos sentamos a leer en cualquier parte. Siempre hay algún transeúnte incauto que se nos une”. ― Beatriz Zapata, promotora de lectura. Entre los espacios de encuentro que ofrece la biblioteca Comfama Pedregal están:

Clubes de lectura para jóvenes

Viernes de 3:30 a 5:00 p. m.

Este año los integrantes del club decidieron profundizar en el género del horror. Leyeron clásicos de Edgar Allan Poe y H. P. Lovecraft, hicieron algunos ejercicios de escritura creativa y reflexionaron alrededor de acontecimientos tan sensibles para esta población, como las marchas del estallido social, porque para esto también sirven los clubes de lectura, para desarrollar un pensamiento crítico e informado.

Club de lectura para adultos

Jueves de 2:00 a 4:00 p. m.

“En este club hay un montón de bibliotecas andantes”, dice Beatriz, mientras recuerda todo lo que aprendió de sus integrantes durante este año. Ellos decidieron leer crónicas, específicamente el libro Sentir que es un soplo la vida, de Juan José Hoyos. Esta fue la excusa para viajar por las calles de Medellín y los pueblos de Antioquia. “Fue muy enriquecedor, puedo decir que a través de los asistentes del club conozco Antioquia, aunque no haya ido a muchos pueblos que menciona el libro”, agrega.

Club de mujeres y saberes

Viernes de 2:00 a 4:00 p. m.

Más que un club de lectura, es un espacio para conversar sobre la vida cotidiana de las mujeres sin tabús, prejuicios ni miedos. En un año retador en tantos sentidos, la biblioteca abrió este espacio para promover la salud mental, las prácticas saludables y sostenibles – con un huerto de plantas aromáticas que están construyendo- y la conversación como instrumento para sanar.

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