El vínculo entre libros y plantas es indisoluble en la Biblioteca del Parque Cultural y Ambiental Otraparte. De hecho, lo es en la historia misma de la humanidad. Ellas han sido el soporte de las letras, el sustrato de las hojas, las testigos de nuestra ilusión de contar historias para siempre cuando las plasmamos en un papel.
Por eso, pero también por su habilidad para sanar nuestros males y embellecer nuestra vida, Fernando González, pensador antioqueño, concibió su casa más allá de las ventanas, muros y paredes. Para él, su hogar estaba, sobre todo, en su jardín. Carboneros, totumos, orquídeas y naranjales, y sus respectivos cucarrones y ardillas habitantes, fueron sus compañeros y maestros. Hoy son su legado.
¿Qué diría el maestro al saber que hoy, rodeados por esos mismos árboles, ahora agrandados por el tiempo que pasa, diversos seres apasionados por la biodiversidad se reúnen durante la semana a explorar su jardín a través de tertulias, talleres y un semillero? ¿Cuánta alegría sentiría al enterarse de que, además, una biblioteca rica en contenidos y conversaciones comparte hogar con aquellas plantas que hace décadas sembró?
👉 Leer las plantas y hacer de ellas una biblioteca infinita
María Victoria Giraldo es una de las personas que disfruta la riqueza vital que habita Otraparte desde las propuestas culturales y de aprendizaje que Comfama ofrece. Como miembro activo de la Biblioteca de Plantas, un espacio para conversar sobre el mestizaje botánico que alimenta, cura y enseña, disfruta de intercambiar saberes con otras y otros participantes de todas las edades y quehaceres.
En este espacio físico y digital, autores, especies botánicas, datos científicos y pasajes literarios se encuentran. “Para mí es importantísimo sentir que los y las jóvenes están escuchando otros saberes y que están aprendiendo las propiedades medicinales, nutritivas y poéticas de cada planta. Este es un asunto atemporal que multiplica la vida embelleciéndola”, dice.
Gracias a la tecnología, aquel profundo ejercicio de conexión poética ha llegado a otros y otras a través de las redes sociales:
Atisbando mundos: un espacio para cultivar la contemplación y el asombro
Desde finales de 2019, un grupo de jóvenes se reúne cada jueves para explorar la biodiversidad desde la escritura, el dibujo, la fotografía y la investigación. Daniel Jaime Suárez, educador ambiental en el Sistema de Alerta Temprana de Medellín y el Valle de Aburrá, es uno de sus participantes del semillero Atisbando mundos:
“Como su nombre lo indica, este es un escenario en el que buscamos juntos caminos para ver más allá, preguntarnos con quién vivimos. Observar, por ejemplo, los árboles como parte de nuestro entorno o, más bien, nosotros como parte de su entorno, porque llevan mucho más tiempo que nosotros aquí”, expresa.
Para él, “la vida normal es agitada porque debemos responder por muchas cosas, pero aquí podemos hacer una pausa, escuchar y ver plantas y aves, preguntarnos cómo se llaman, saber su especie y nombre científico, y, por supuesto, cuidarlas desde el conocimiento y la consciencia”, agrega.

El primer resultado de sus sesiones de aprendizaje es el Herbario literario, una reunión de plantas que se toman del jardín de Otraparte acompañadas de fragmentos de textos sobre la naturaleza.