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La literatura viaja por nuestra Biblioteca Julio C. Hernández

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A poco más de dos horas de Medellín, donde el río Cauca se funde entre el verde paisaje del suroeste antioqueño, se encuentra un territorio que fue hogar y refugio de los Tahamíes, Quiramas, Armas y Emberá. Aquel símbolo de riqueza natural, cuyas panorámicas parecen postales que te dan la bienvenida en un cálido abrazo, fue bautizado en 1933 como La Pintada. 

En el Kilómetro 2 de la vía Puente Iglesias, a tan solo 10 minutos de su cabecera principal, existe un sitio arquitectónico que parece brotar en medio de la naturaleza, es un espacio donde la literatura, el arte y el aprendizaje conviven. ¿Sabes cuál es? Se trata del Campus Comfama Julio C. Hernández.  

Cuando ingresas a él descubres que, entre sus paredes, casi guardado como su mayor tesoro y, justo en medio del bloque central, como si fuera su corazón, se encuentra la biblioteca. Allí, donde reposan libros, revistas e instrumentos musicales que esperan por alguien que quiera develar sus historias y componer obras con ellos. 

Fue en 2018 cuando asumimos el compromiso de cuidar y preservar este espacio como un territorio para contar historias, inspirarnos, reflexionar, tejer conversaciones y viajar a través de las letras. Si bien la biblioteca abrió sus puertas al público con 700 ejemplares, ahora la componen cerca de 8.000 piezas de diversos géneros, que invitan a nuestros visitantes de todas las edades a aventurarse dentro de sus páginas. 

Niños, docentes, trabajadores de la región y parte del equipo de Comfama son algunas de las personas que disfrutan día a día de las infinitas posibilidades que existen en la biblioteca, donde, además de la gran variedad de ejemplares literarios, hay una sala de proyecciones, un espacio de cómputo y una zona infantil. ¿Te animas a descubrirla? 

Libros que viajan por el Suroeste 

Biblioteca Julio C

¿Sabes qué hace especial a nuestra biblioteca? Al estar ubicada por fuera del casco urbano de La Pintada, muchos habitantes, vecinos y viajeros desconocen este espacio para la literatura y el encuentro. Ante esta situación entendimos que transformarnos era el mejor camino para llegar a ellos, por eso decidimos empacar la biblioteca en una maleta viajera. 

Además de La Pintada, con nuestras actividades y ofertas literarias hemos llegado a algunos municipios aledaños para generar conversaciones, como Santa Bárbara, Amagá, Fredonia, Montebello, Támesis, Caramanta, Valparaíso, Venecia, Bolombolo y Urrao. De los 23 municipios que conforman el suroeste, hemos tenido la oportunidad de impactar cerca de 16. 

La programación de la biblioteca en los territorios es amplia y variada. Hora del cuento, club de lectura para jóvenes y adultos, talleres de lectura y escritura, carruseles literarios, expediciones sonoras y actividades de fomento a la lectura, son solo algunas de las opciones con las que visitamos y acompañamos a los habitantes de los distintos municipios. 

Otra de nuestras propuestas ha sido Cinema Comfama en la Cárcel de Támesis, a donde llegamos con distintas opciones cinematográficas para, al finalizar, tejer conversaciones enriquecedoras alrededor de la temática de cada cinta. Esta primera iniciativa fue la puerta para empezar a llevar a la población penal procesos de fomento a la escritura y la lectura, actividad que se mantuvo incluso durante es aislamiento obligatorio de forma virtual. 

De acuerdo con Viviana Gómez, responsable de biblioteca regional, los talleres con este público son “un viaje de conocimiento y aproximación a la lectura, entendiendo este hábito como parte fundamental para el desarrollo de capacidades humanas, y adicionalmente haciendo énfasis en la escritura creativa como arte y oficio, permitiendo mediante la integración de estos dos elementos la promoción del ejercicio de escribir, crear y soñar”. 

Bajo la mirada de Jorge y Luis 

La biblioteca del Campus Comfama Julio C. Hernández es un espacio abierto a todos los públicos, por lo que es visitada tanto por personas a las que se les cruza en su camino, como estudiantes que se acercan a cursar programas de instituciones como la Universidad de Antioquia, el Sena, la Institución Universitaria Pascual Bravo, el Tecnológico de Antioquia, la IU Digital, el Cesde y Comfama.  

Este es también el caso del personal interno que opera en las instalaciones del campus, prueba de ello es Jorge Gacharna, encargado del mantenimiento de las piscinas y del tratamiento de agua potable con el que cuenta la sede. 

Biblioteca Julio C

Además de compartir con su hijo de once años, los principales pasatiempos de Jorge son leer y jugar ajedrez. Desde hace dos años, cuando entró a hacer parte del equipo de Comfama, se convirtió en un habitante más de la biblioteca, sitio en el que disfruta su tiempo libre mientras se embarca en la búsqueda de nuevas aventuras literarias. 

Jorge ha sido testigo de la transformación que vivió la biblioteca, ya que la visitó cuando apenas estaba iniciando su proceso de adecuación y recolección de libros. “El cambio fue sustancial, se ve más organizada, inspira más tranquilidad, ocio, silencio; quedó muy buena la remodelación”, además, afirma que “la biblioteca es el valor agregado de la sede, es un paso obligatorio para los visitantes, incluso, antes que la piscina”. 

Siempre se ha sentido atraído por los astros, que parecen solo acompañarnos bajo la oscuridad de las noches despejadas. No es un gusto que adoptó en la biblioteca, sin embargo, ha sido un medio que lo ha llevado a viajar por el espacio para visitar la luna, los planetas y galaxias a través de los conocimientos y secretos que guardan los libros y revistas de este recinto. 

“La biblioteca me da progreso, bienestar, tranquilidad, me aísla del estrés laboral. Leer, tomar un libro, es muy gratificante”. 

Otro de los habitantes de la biblioteca es Luis Yepes Román, quien hace labores de servicios generales para mantener el campus en las mejores condiciones. 

Desde 2019 trabaja para Comfama y, a diferencia de Jorge, se ha inclinado por otros gustos más allá de la lectura y el conocimiento teórico. Le encanta retar su mente con juegos que lo lleven a dar lo mejor de sí, en este caso los sudokus y los crucigramas. 

Biblioteca Julio C

En sus tiempos libres ama ir a la biblioteca a jugar, ya sea en el periódico del día, rayándolo y disfrutando de la textura del papel, o en su celular, donde dice que tiene un juego de sudoku en el que solo le gusta competir si está en el máximo nivel de dificultad.  

Hay ocasiones en las que encuentra un libro que lo atrapa y, hasta no terminarlo, no queda conforme. Le gustan las historias policiacas, esas que le van entregando datos, pistas, sospechosos y que van generando un panorama en la mente que lo lleva a querer descubrir la verdad. Es una forma más de retarse, esta vez por medio de la literatura. 

“Venir acá es como llegar a un espacio para usted mismo, para identificarse, porque a medida que uno va leyendo un libro, va aprendiendo sus enseñanzas y pensando en cómo aplicarlo en la vida. Me siento en un espacio creado para mí”.