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Homenaje a Epifanio Mejía

Honrar la memoria de Epifanio Mejía en los muros que albergaron su "locura"

Ahora la biblioteca del Centro Cultural Comfama Aranjuez se llama Biblioteca Epifanio Mejía. Un homenaje al gran poeta que pasó sus últimos años en lo que fue la "Casa de Aliendados" de Medellín y hoy es una casa de libros.

Biblioteca Aranjuez
Honrar la memoria de Epifanio Mejía en los muros que albergaron su "locura"

Autores: Elizabeth Matellana, Arbey Salazar y Diana López.

“...Valorad al loco. Su indiscutible propensión a la poesía, su árbol que le crece por la boca, con raíces enredadas en el cielo. Él nos representa ante el mundo, con su sensibilidad dolorosa como un parto.” Raúl Gómez Jattin se retrata a sí mismo con estas palabras y a otros que como él hablaban con los árboles y el río, quizá porque los poetas sienten demasiado, como decía otro grande de la literatura, y sentir demasiado en el caso de Epifanio Mejía y del mismo Jattin derivó en la “locura”, palabra que etiquetó a hombres y mujeres que hoy recordamos e intentamos reconocer a través de sus versos o narraciones.

Por “locura” Epifanio estuvo recluido en la” Casa de Alienados” en Medellín, creada por las autoridades a finales del siglo XIX, esta institución luego se convertiría en el Hospital Mental de Antioquia, del cual Epifanio, “El loco Mejía”, fue uno de sus primeros 39 habitantes cuando abrió sus puertas en 1892 y como visitante ilustre de este recinto estuvo hasta el día de su muerte el 31 de julio de 1913.

Cabe preguntarnos ¿Quiénes eran los alienados, locos o enajenados? Empecemos por detallar que el aislamiento de los “locos” dio cuenta del comienzo de un proceso de institucionalización del saber psicopatológico en Antioquia y de las preguntas que cómo sociedad empezamos a hacernos para comprender o contener a esos otros que no encajaban, incapaces de identificarse con la sociedad y la cultura; esta incapacidad también definida como “sentimiento de extrañeza” la describía Platón como una condición de ignorancia y falsa percepción de la realidad, donde el alma está atrapada en una comprensión ilusoria del mundo, un enajenado entonces tiene su alma atrapada o como muchos pensaban no tiene alma, la ha perdido, y sin alma se carece de mundo, el individuo se encuentra así en la oscuridad de la Caverna, esperando a ser guiado hacía la luz, hacía la verdad.

¿cuál era la verdad del Epifanio que hoy queremos rememorar? su obra poética fue quizá la búsqueda de la luz de la que habla Platón, un canto a la belleza de los paisajes antioqueños, un encuentro entre el hombre, su identidad, sus valores y su historia, dentro de sus versos resaltaban temáticas naturales, históricas, religiosas y románticas. Su poesía dio espacio a los animales, las montañas, los ríos y, en general, a la tranquila vida del campo que él tanto amaba. Sus poemas no son solo una representación del campo y de sus habitantes, sino que van más allá de la reproducción de algunas escenas bucólicas antioqueñas, ya que Epifanio busco expresar la actualidad natural y social de la que hizo parte y construyo una expresión de país y de patria, fue testigo del caos político y social que se vivió al final del siglo XIX e inicios del siglo XX en Colombia. Las convulsiones sociales de la época, el trabajo en el campo, los paisajes montañosos y la vida en sociedad fueron motivo de inspiración para exaltar el paisaje antioqueño, el orgullo campesino y su carácter.

Su obra completa fue revisada y editada en distintos momentos del siglo XX y reúne alrededor de setenta piezas donde se percibe realismo, transparencia, naturalismo, y una constante atmósfera de nostalgia. Su talento poético y su historia de vida, calada de agujeros, ha servido de inspiración para la creación de personajes literarios como el de la novela Algún día hoy de la escritora colombiana Angela Becerra. Otros han optado por homenajearlo a través de instituciones educativas, bibliotecas o museos que llevan su nombre.

Las bibliotecas Comfama, como parte de este homenaje, pretenden recordar a Epifanio Mejía no solo como el gran poeta que escribió “El canto del Antioqueño”, el himno de nuestro Departamento, sino como el hombre que caminó por más de 30 años los pasillos de lo que hoy es nuestro Centro Cultural Comfama Aranjuez, aquel que seguro declamó muchos de sus versos frente al terracota de esta casa de libros. Queremos traerlo a la memoria cada que las puertas se abran, cada que nombremos la Biblioteca Pública de Aranjuez como “Biblioteca Epifanio Mejía”, que sea además una apuesta de la Caja de Compensación Familiar de Antioquia por la construcción de la memoria, un reconocimiento del legado literario del departamento y la ciudad, una invitación a continuar conversando sobre el ser y el pensar.

Si para Platón el amor es el impulso que guía al alma hacia lo divino y lo eterno, y los seres humanos con alma tienden a ser amados, que sea este amor por la palabra el que devuelva el alma a aquellos que parecieron perderla y podamos así recordarlos y amarlos.