Servir desde las raíces: un testimonio de cómo Jorge vive para cuidar el legado del árbol raro

Cuando apenas tenía un año de edad Jorge llegó al territorio que habita hoy nuestro Parque Comfama Rionegro. Desde siempre su vida ha estado ligada a Comfama, empresa que lo ha visto crecer y que lo ha acompañado durante todos estos años. Él a cambio, como acto de gratitud, ha decidido cuidar sus raíces y cimientos. Esta es una analogía de vida, de cuidado desde los orígenes y de legado familiar que entraña el Oriente antioqueño.

Miguel Ángel Ortiz, padre de Jorge, llegó en 1972 a trabajar en la finca de la familia Tobón Arbeláez, quienes en aquel entonces le encomendaron el cuidado de un antiguo y singular árbol. Tan solo un año después, en 1973, Comfama compró el predio con el ideal de construir allí un oasis de vida, conexión y diversión para la comunidad.

La familia Tobón Arbeláez aceptó vender el terreno bajo una única condición: que ahora Comfama asumiera el compromiso de velar por el bienestar del árbol. Durante la construcción y apertura del Parque Rionegro se cuidó con recelo de aquel extraño espécimen, poniendo incluso una cerca a su alrededor que lo protegiera. 

Con la intención de mantener aquella promesa y después de llegar a un acuerdo, Miguel Ángel se incorporó a Comfama y comenzó a trabajar como jardinero en el parque, donde se le encomendó nuevamente la misión de cuidar del árbol y, de ser posible, extender su herencia. 

Jorge nos cuenta que el cuidado del árbol ha estado a cargo de diversas manos amigas. Antes de que su padre fuera el guardián, Gabriel Obregón Botero, escritor y vecino de la zona, cuidó de él junto a su familia durante muchos años. “El abuelo de Gabriel los llevaba a ver el árbol, a escribir sus poesías y a inspirarse bajo su sombra”, práctica que pasó de generación en generación.

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Un ejemplar con cientos de años de historia 

Su nombre científico es Licania Salicifolia Cuatrecasas, más conocido como el ‘árbol raro’. Es el único ejemplar endémico en Antioquia, no existe registro de su presencia en ningún otro lugar del mundo y, para sorpresa de muchos, se dice que el árbol lleva allí más de 500 años. 

Lo cierto es que poco aparenta su edad, frondoso y de tronco robusto se mantiene vital y bien arraigado a la tierra; y ¿cómo no?, si Miguel Ángel dedicó 18 de los 23 años que estuvo en Comfama a su cuidado, además de, sin éxito, intentar sacar plántulas con la intención de preservar su especie. 

Tras la muerte de su padre en 1995, Jorge asumió la responsabilidad y legado de proteger el árbol como jardinero en el parque; además, se embarcó en el reto de reproducirlo. Tras diez años de intento-error y de mucha paciencia, finalmente logró germinar una plántula. 

El hijo del árbol raro fue plantado con éxito en 2005. Desde entonces Jorge ha logrado sacar más plántulas del árbol y germinarlas de forma satisfactoria.  

En la actualidad, Jorge observa algo inquieto cómo el árbol desprende más y más semillas con el paso del tiempo, con algo de temor espera que no sea un mensaje de que está llegando a una etapa terminal. A pesar de ello, hoy, casi 26 años desde que entró como sucesor de su padre al parque, Jorge protege con el mismo amor y cuidado al árbol raro y a su descendencia, con la ilusión de que muchas nuevas generaciones puedan disfrutar de ellos. 

Sus manos, armas poderosas y expertas en germinar vida de la tierra, se encargan además del cuidado del vivero, un sitio lleno de color y diversidad de ejemplares donde conviven cerca de 170 plantas y 5.500 plántulas. 

¿Qué esperas para conocer estos personajes míticos que habitan nuestro parque? Conéctate con la naturaleza y disfruta de las posibilidades de encuentro y ocio de forma segura que tenemos para ti en nuestro Parque Comfama de Rionegro,