Como todos los organismos vivientes que conocemos, los electrodomésticos también cumplen sus propios ciclos de vida. Algunos, por supuesto, duran más que otros. Según la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), de España, la media de duración es la siguiente:
Neveras: 12 años
Lavadoras: 10 años
Microondas: 9 años
Aspiradoras: 8 años
Planchas: 6 años
Estos datos son estimaciones que se ven afectados por variables como la marca de los electrodomésticos, así como el uso y cuidado que se les dé.
Sin embargo, más allá del ciclo de vida de los electrodomésticos y el rendimiento que, a la larga, podría verse afectado, también existen razones por las que las personas podrían desear renovarlos, como:
Eficiencia energética
Un electrodoméstico eficiente es un aliado fundamental para el ahorro de energía, lo que se verá reflejado en la cuenta de servicios y, a su vez, será un aporte al planeta con productos más amigables con el medio ambiente.
Existen 7 clases de eficiencia energética que se identifican por códigos de colores y letras que van desde el verde y la letra A ++ (electrodoméstico muy eficiente) hasta el rojo y la letra G (electrodoméstico menos eficiente).
Optimización de consumo.
La tecnología es un área que se encuentra en constante renovación. Asimismo, es posible afirmar que un electrodoméstico con más de 10 años de uso, que aún funcione, consumirá más energía eléctrica o agua que una nueva referencia que se encuentre en el mercado actual.
Ciclo de vida.
Conforme pasan los años y las variables, como el uso y el desgaste que afectan al electrodoméstico, se llega al punto en el que se debe decidir si sale más económico reparar el que se tiene o comprar uno nuevo.
Cobertura de las necesidades del hogar.
El contexto de ahora no es el mismo que hace cinco años. La familia puede crecer o incrementar sus necesidades de acceder a un electrodoméstico con mejores capacidades que contribuyan con la calidad de vida.