“Siempre de regreso a casa
Incluso ya de llegar hemos recorrido considerables distancias,
¿no está todo deseo unido al agua?
El ritmo, el rumor y el latido de las olas nos devuelven ese cuerpo que fue el primero que nos hizo transitar el espacio. De dónde venimos, a dónde vamos, las preguntas capitales de nuestra existencia vuelven a plantearse en los viajes. El topos del viaje de la vida no es por tanto, banal, porque acompaña a la humanidad desde que Ulises se hizo a la mar.
Partir, salir de viaje, arribar a otras orillas, constituye, a pesar del desencanto que aguarda al turista, un deseo que no es posible de erradicar; procede del Paraíso, y a él nos conducirá.
Viajar es siempre un salto en el tiempo, continuamente vamos en pos de las huellas del primer temor que acompaña no la marcha, sino también el regreso: el peligro de que al volver no nos reconozcan (del que Ulises es prototipo).
Pero toda gran partida tiene una promesa de triunfo: solo por marchar se nos atribuirá nuestro verdadero valor (como al hijo pródigo).
Es parte del viaje que alguien espere y dé
fe de nuestra ausencia”.
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fe de nuestra ausencia”.
-Andrea Kőhler, El tiempo regalado.
No partimos de un mapa en blanco, entendemos el viaje como camino y no como meta. La movilidad hace parte fundamental en la constitución de la dignidad humana. Para Isaiah Berlin, la libertad es ausencia de restricciones, a mayor movilidad, mayor libertad, al revés para Foucault, la cárcel es la privación del desplazamiento, una medida disciplinaria, una condena. Se vigila para que nada suceda, para que todo permanezca inmóvil. La prohibición de movilidad siempre ha sido una prerrogativa del poder patriarcal, siempre ha tenido el poder de hacer esperar y de hacer aguardar quietud. Nuestra modernidad es la historia de la movilidad y la libertad un camino de transición.
Viajar nos posibilita despertar la fiebre infantil de las experiencias inusuales, valorar cada rincón desconocido y entender que el mundo se abre ante nosotros, viajar es la posibilidad de despertar el mundo de los sentidos y el mundo de las emociones, en el viaje la memoria y la imaginación se encuentran y abren espacio a otras realidades, nunca antes vistas, nunca antes soñadas.
El turista avanza en línea recta y el viajero en todas las direcciones, “es necesario saber perderse para toparse con lo desconocido”, viajar es entregarnos al mundo de los otros, viajar nos abre las ventanas del aprendizaje, nos posibilita despertar la consciencia y buscar una vida plena. Viajar amplía nuestro horizonte de expectativas y nos deja más preguntas que respuestas.
Nuestro propósito es la construcción de una sociedad nómada, no solamente en espacio físico, sino también en espacio de las ideas y de las palabras, pues el origen del universo y de nosotros mismos es el movimiento, donde el viaje es un salto en el tiempo, una experiencia que no tiene fin, la oportunidad de conocernos a nosotros mismos sin miedo a perdernos, la oportunidad de regresar siendo otro.