¿Qué es la resiliencia? Aunque no intenta definirla, Daniel Arboleda quizás tenga una respuesta. Más allá de un concepto de adaptación a situaciones adversas, para Daniel significó la capacidad que no le permitió abandonar sus sueños y con la que reafirmó sus talentos y habilidades. Cuando era niño quería ser biólogo marino o piloto. Creció con la decisión de que su vida laboral tenía que estar determinada por actividades que integraran movimiento, creación e ideas. En la búsqueda de esa carrera que lo apasionara, encontró en la construcción un refugio para sus aspiraciones.
Ingresó al pregrado en Construcción de la Universidad Nacional con el apoyo del Fondo Sapiencia EPM y Universidades. Su proceso universitario transcurría sin mayores contratiempos y siempre con el objetivo de aprender algo que le permitiera desarrollar algún emprendimiento más adelante.

Pero iniciando su cuarto semestre en la universidad, Daniel sufrió un accidente cuando se dirigía a clase. Perdió la movilidad de su brazo derecho y otras heridas que califica como leves comparadas con la afectación de su mano dominante.
A partir de ese momento inició un proceso largo de recuperación que duró aproximadamente tres años. Tiempo de cirugías, terapias, asesorías, cambios en su vida. ¿Y los sueños que tenía?
¿Cómo hacer las maquetas y demás trabajos manuales rutinarios en carreras afines a la arquitectura? ¿Cómo enfrentarse a trabajos en alturas o involucrarse en construcciones? Muchas personas cercanas le sugirieron cambiar de carrera por las limitaciones que le dejó al accidente. Pero Daniel no contemplaba esa opción. Prefirió persistir, aunque doliera y costara mucho tiempo.
En ese proceso aprendió a dominar la mano izquierda y habilitar otras funciones de su cuerpo para adaptarse, allí fortaleció la paciencia. “Me dediqué mucho a una recuperación óptima para poder continuar con la meta, era eso o que se me bajara la moral”.
Después de su recuperación retomó su estudio con regularidad, ahora con más ahínco y ganas de cumplir su propósito de ser feliz. Aunque no se ha graduado, este año sacó a la luz su proyecto: una empresa que ofrece distintos servicios al sector de la construcción y la ingeniería. Trabaja con drones, fotografía inmobiliaria, topografías aéreas, levantamientos tridimensionales.

Se entusiasmó tanto por los drones que hasta se capacitó para recibir una certificación legal que le permitiera operarlos. Daniel se reconoce como un joven decidido, “si yo tengo un plan, no veo por qué no hacerlo realidad”, resiliente, “yo siempre he dicho o pienso que detrás de toda adversidad hay una oportunidad” y “sin miedo a soñar”.
A otros jóvenes como él les dice que “crean que los sueños son posibles y entre más positivas sean las ideas más fructíferas serán para el futuro".