Laura y Dilan se fueron rotando un buso rojo y negro de acuerdo con el grado de frío que sentían. Querían seguir demostrando la capacidad que tiene cada uno para proteger a su hermano, mientras el clima era cambiante durante el Agro Tec Festival Camp, que tuvo su sede en el Oriente Antioqueño los días 15 y 16 de abril de 2023.
Laura es la hermana del medio entre tres, Dilan, el menor. Ambos viven juntos en el municipio de San Luis, Antioquia, junto a sus padres. La hermana mayor ya se fue de la casa y, aunque tienen muy buena relación con ella, los dos coinciden que el lazo más fuerte es entre ellos.
Esa fue la principal razón por la que se convencieron de asistir a la tercera edición de este Festival, realizado por Comfama y Critertec Educación. “Mi mamá recibió un correo con la invitación y nos dijo que si queríamos ir, nos miramos y le respondimos que los dos juntos nos animábamos”, cuenta Laura, quien hoy tiene 20 años y cursa una tecnología de Gestión Humana en su municipio.
Relación con el campo
La familia Otálvaro Ruiz vive en un sector rural cercano a San Luis, a dos horas y media de San Antonio de Pereira en automóvil, el sitio exacto del campamento. Por eso, siempre han estado alrededor del campo y aprendieron a interactuar con él gracias a los cultivos de flores, de vegetales, al criadero de pollos o a la alimentación del ganado que tiene su cuñado (esposo de la hermana mayor).
“A nosotros siempre nos ha gustado ayudarle a mi mamá y ella nos ha involucrado en el cultivo, o con los pollos, o nos vamos donde mi hermana a darle melaza a las vacas”, revela Dilan, un estudiante de grado décimo del colegio y quien aún no tiene claro sueño profesional, pero al que le encanta la tecnología.
Amor por la tecnología
Laura tenía 8 años, Dilan 3; cuando llegó el primer computador a la casa. Mientras ella se metía a los juegos de Friv.com, una plataforma con alta oferta de entretenimiento, él pedía que le reprodujeran canciones de Giovanny Ayala.
Con el paso de los años, los dos aprendieron a manejar muy bien las herramientas tecnológicas de las que disponían. Por eso, cuando leyeron con más detenimiento de qué se trataba el campamento Agro Tec, ambos se emocionaron.
“Siempre se ha pensado que la tecnología ha traído problemas para el campo, pero no es así. Ha sido mal usada y de ahí los daños que vemos. Por eso, lo que hemos descubierto en estas horas de Agro Tec nos ha llenado de ilusión porque aprendimos a cuidar el planeta con todos estos robots”, argumenta Laura, quien más adelante anhela especializarse en temas ambientales.
Agro y tecnología, una relación especial
El viaje, que comenzó a las 4:30 a. m. desde San Luis, les trajo a un destino que, si bien ellos se imaginaban, no dimensionaron. Primero, porque les tocó salir de su zona de confort a relacionarse con otros 29 jóvenes, que tienen entre 14 y 24 años, de municipios como Rionegro, La Ceja, La Unión, El Carmen de Viboral y Cocorná.
Segundo, porque las metodologías educativas en las que estuvieron inmersos les revolucionaron la forma de ver su territorio, de creer en sí mismos para proponer soluciones a distintas problemáticas y, sobre todo, analizar el futuro del campo con la seriedad que se merece.
“Es una felicidad enorme porque nunca había estado en un campamento así, conocí gente de otros municipios y aprendí a pensar a futuro, hay que cuidar mucho el planeta”, confiesa Dilan.
Y así, como toda la vida se han rotado el buso para protegerse del frío o se ayudan en las labores domésticas, este par de hermanos vieron la importancia que tiene la unión tecnología y campo para el progreso de la región.
