¿Qué fue lo último que comiste? ¿Sabes de dónde vino ese alimento? ¿Cómo llegó a ti? ¿Qué tan nutritivo es?
Los sistemas alimentarios (las formas en que producimos lo que comemos) cuestan más de lo que sacian. En Colombia, una de cada tres toneladas de alimentos se desperdicia, mientras que más de la mitad de los hogares del país no tiene acceso a una nutrición sana.
Lo positivo es que conocemos la solución: la alimentación adecuada para todos los colombianos reduciría las enfermedades y los costos al sistema de salud para atenderlas; mientras que aumentaría la productividad escolar y laboral garantizando un futuro más próspero.
Con esa certeza, la Coalición para la Alimentación y el Uso del Suelo FOLU en Colombia –integrada por más de 100 actores del sector público, privado y de la sociedad civil que promueven la regeneración– creó entre 2017 y 2019 un diagnóstico con una hoja de ruta para la nutrición, el cuidado de los ecosistemas y la reducción del desperdicio de alimentos en el país.
A la luz del diagnóstico y en el marco del festival Actuar por lo vivo, conversaron Claudia Martínez, directora del Grupo E3 - Ecología, Economía y Ética y representante de FOLU Colombia, Clara Robledo, de La Savia, y Jaime Carvajal, responsable de Formalización y Emprendimiento Regiones en Comfama.
A continuación encontrarás la charla completa y, más abajo, las conclusiones de este diálogo para #QueVivaLoVivo:
¿Cómo cuidar la fuente de la vida?
Somos el segundo país más biodiverso, pero el cuarto que más deforesta. Solo el departamento de Antioquia, uno de los más fuertes en producción agropecuaria, depende de otras regiones para ofrecer alimentos balanceados y tiene casi 20 mil hectáreas de suelo erosionado al año, expone Jaime Carvajal, responsable de Formalización y Emprendimiento Regiones en Comfama.
Tenemos la oportunidad de repensar el uso del suelo para cuidar no solo el planeta y los ecosistemas colombianos, sino para que la mitad de la población del país se alimente adecuadamente y viva mejor.
Aquí te dejamos algunas soluciones que mencionaron Claudia Martínez, directora del Grupo E3 y Jaime Carvajal:
Conocer y proteger las formas en que se sostiene la vida. Los hongos, los rizomas y las bacterias en el suelo, que son los trabajadores invisibles de la vida, pero también los polinizadores, como las abejas, las mariposas y los murciélagos, que posibilitan reproducción de las plantas.
Reconocer que dependemos de otros seres para vivir. Los humanos somos heterótrofos, no somos capaces de producir nuestro propio alimento, nuestra fuente es la Tierra y por eso es urgente cuidar cada uno de sus habitantes.
Crear circuitos cortos de comercialización para que la comida esté más cerca de donde habitamos y así reducir el desperdicio de alimentos. Conoce Agromandala, un cultivo circular que conecta con la vida
Encontrar soluciones basadas en la naturaleza con una agricultura regenerativa, suelos restaurados y ecosistemas acuáticos como humedales, ríos y océanos, protegidos.
Motivar a los jóvenes a quedarse en el campo o regresar a él, para que le apuesten a nuevas tecnologías de producción de alimento y cuidado del suelo.
Apalancar políticas públicas que promuevan prácticas y enseñanzas regenerativas. Lee la hoja de ruta de la Coalición FOLU para Antioquia.
Convocar a más diálogos alrededor de las posibilidades de regenerar, como el festival Actuar por lo vivo, para formar conciencia y tejer redes para una nueva economía de alimentación saludable mientras cuidamos nuestra casa y fuente de vida.