Mirarse al espejo y transformarse desde el interior

"Cada mañana al mirarse al espejo, Juliana Paniagua agachaba la cabeza y respiraba profundo. Adentro, entre el pecho y el estómago, sentía un llamado a conectarse con el reflejo que al frente tenía. Ese cuerpo infinito en sus posibilidades reclamaba su atención, su cuidado"

Mirarse al espejo y transformarse desde el interior
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Una mañana del 2017 decidió escucharse a sí misma y buscar caminos para emprender un viaje hacia el del autodescubrimiento y el amor propio. “Mami, en Comfama hay un programa de alimentación sana. ¿Nos metemos juntas?”, le dijo a quien siempre ha sido su compañera y cómplice cuando de retos se trata. Su madre sonrió, reconociendo la valentía detrás de esa invitación. Aceptó, por supuesto.  

Ya van cuatro años en los que, con el acompañamiento del programa Peso saludable, han adoptado hábitos que no solo han nutrido sus vidas, sino también sus relaciones con otros y otras, su manera de verse y abrazarse a sí mismas. Juliana cuenta que “inicialmente lo hicimos por algo estético, pero en Comfama entendimos que hay muchísimo de fondo”. 

La conquista sobre sus propios cuerpos y la capacidad de leerlos, escucharlos, nutrirlos y celebrarlos les han dado herramientas para entender al bienestar como la brújula de su salud. “Mis pensamientos sobre mí misma han evolucionado. La verdadera nutrición está en conectarme conmigo, en entender que yo misma soy mi templo. Y mi verdadera motivación es darme cuenta de que el equilibrio entre cuerpo, mente y espíritu es algo que se cultiva y se elige”, comenta Juliana. 

En el programa Peso saludable de Comfama, Juliana ha redescubierto su propia piel, su forma de sentir las emociones, de moverse en el mundo y amar. “Lo que comenzó como una búsqueda por alimentarme más sano, terminó en algo más grande e integral. Por ejemplo, empecé a hacer ejercicio cada día. Hay momentos en los que todavía me cuesta, pero cada vez que veo los resultados, no solo físicos sino mentales y emocionales, las excusas se van volviendo más pequeñas por algo muy simple: lo empiezo a disfrutar”. 

La gente que me conoce desde hace rato sabe que estuve en un punto cercano a la obesidad mórbida, por eso me preguntan mucho qué hice para transformarme. Yo soy muy abierta y les comparto mi proceso, pero les insisto en que cada cuerpo es distinto y que el mejor regalo que se pueden dar es tener una asesoría como la que tuve yo. Mi mamá y yo vamos juntas y nuestro plan es diferente porque somos dos seres diferentes. La invitación es a que cada uno se conozca, se abrace y se disfrute desde la salud.

Para Juliana, el equilibrio y el balance son claves para sostener y gozarse su proceso. “Hay que entender que no se trata de restringirse, sino de disfrutar la salud como eso que nos permite vivir plenamente la vida. Si nos conectamos con esa energía, si nos permitimos escuchar nuestro espíritu desde la paciencia y la determinación, podemos cultivar hábitos que nos hagan mejores seres humanos y, sobre todo, que nos hagan más felices”, concluye.